Nadie sabe qué estará de moda la temporada que viene, salvo llevar mascarilla. La incertidumbre generada por la pandemia se cierne también sobre el textil, un sector estratégico para Galicia que aporta más del 10% de su PIB. "El escenario es de catástrofe", señala Rocha.

¿Cómo analiza el efecto de la pandemia en el textil gallego?

El impacto es brutal y además resulta difícil aventurar qué va a pasar. La temporada de primavera-verano está destrozada. Ni siquiera esta funcionando la venta online, que también retrocede en volúmenes y con grandes descuentos, siendo este un indicador de lo que va a ocurrir cuando se puedan abrir las tiendas, es decir, lo harán ya con promociones. La temporada de invierno también está muy afectada, ya que los clientes están anulando pedidos de producciones que ya están en proceso. Por tanto va a ser un año casi sin ventas y con márgenes negativos, de forma que aquellas empresas sin una sólida estructura financiera lo van a tener complicado. El escenario es de catástrofe.

¿Y la reactivación?

El coronavirus tendrá un impacto directo en tres campañas, de forma que en el mejor de los escenarios a partir del próximo verano podría iniciarse la reactivación, de todas formas, a día de hoy es muy difícil calibrar qué ocurrirá, ya que la gran incógnita a resolver es determinar cuál va a ser el comportamiento de compra, que además será distinto en función del tipo de producto, y de momento la ropa parece haber quedado relegada en cuanto a las preferencias de consumo. Como esta es la sensación que transmite el mercado, el comportamiento de las empresas está siendo reducir pedidos, lo que afecta especialmente a las compañías que utilizan un canal largo, es decir, que no tienen su propia red de tiendas y por tanto tienen menor capacidad de reacción al depender de las decisiones que con demasiada antelación tienen que tomar sus clientes de la multimarca.

Un Informe de EY en colaboración con Boston Consulting Group señala que la industria textil podría reducirse un 25%, perder un tercio de los empleados y que los ingresos de la moda caigan un 40% este año en España.

Este análisis ha sido realizado al comienzo de la crisis, de modo que si lo revisan con datos actuales, posiblemente los resultados sean todavía peores.

¿Y en Galicia cómo puede ser el golpe?

Similar al del resto de España. Galicia es un mercado muy pequeño para las empresas gallegas, su mercado es España y otros países. En general, las empresas gallegas están bastante bien adaptadas a las situaciones de crisis, no suelen tener una gran infraestructura de producción, lo que les dota de cierta flexibilidad, y eso es una ventaja. Otra cosa son las que han apostado por una red propia de puntos de venta, que aunque les permite mayor velocidad para adaptarse a la demanda, en un escenario de caída generalizada de ventas, un buen número de ellas podrían quedar por debajo de su umbral de rentabilidad, convirtiéndose en una losa difícil de aguantar. Pero como decía, el principal problema es que no sabemos qué vamos a encontrarnos después de este túnel: ¿dejará de llover, o arreciará todavía más la tormenta?? Lo cierto, es que aunque suele usarse la metáfora del túnel, más bien parece un agujero negro que nos lleva a lo desconocido. A día de hoy, nadie sabe muy bien cómo reaccionar más allá de intentar mantener un hilo de actividad y sobrevivir. Estamos ante un escenario inédito. Lo que parece sensato es adaptar rápidamente las estructuras para intentar sobrevivir como empresa. Una marca o una reputación tarda muchos años en construirse, pero puede perder todo su valor si desaparece del mercado un par de temporadas.

Las multinacionales como Inditex, ¿lo tienen más fácil o más difícil?

Inditex es una gran empresa que siempre ha demostrado su buen hacer, con lo cual resulta fácil imaginar que será capaz de encontrar una salida. Pero una empresa que esté tocada, dado que hablamos de un sector que ya venía sufriendo, lo va a tener más complicado. De todas formas, en Galicia el sector es muy heterogéneo en todos los aspectos, tanto en los modelos de negocio como en la situación económica de cada empresa, y en los mismos segmentos tenemos empresas que ya estaban mal pero también otras con unas cuentas muy saneadas, que prácticamente no tienen deuda y cuentan con una estructura de costes equilibrada. Estas tendrán que hacer ajustes, pero continuarán. Esto es un poco como el virus: si te coge, y estas fuerte, es más fácil que lo pases; pero si te acoge achacoso, es más fácil que te lleve por delante. Más que una cuestión de tamaño, depende de lo saneado que estés, de tu sistema inmunológico, de tus capacidades internas. No veo que el coronavirus ponga en peligro a los buques insignia que tenemos en Galicia, pero les obligará a remangarse.

Entonces, volviendo a la pregunta anterior. ¿Cree que puede haber una contracción del 25% en el sector, con esa pérdida de empleo superior al 30%?

Sí, si aislamos el efecto Inditex, dado que es mucho más difícil saber qué va a ocurrir ahí. Es posible que ocurra y que ocurra en dos niveles: por desaparición de algunas empresas que no puedan aguantar y otras, que sí aguantarán, sufrirán el impacto. No será una caída homogénea que afecte a todas las empresas por igual. Unas lo perderán todo, otras perderán bastante y otras perderán algo.

¿Se puede aprender alguna de lección de esta pandemia?

Pues como todo al final, que de los periodos duros te fortaleces? si sales vivo.

Esto es una prueba de fuego?

Es tan impredecible lo que va a ocurrir que a lo mejor resulta menos dramático de lo que pensamos. ¿Qué nos ha ocurrido? Pues simplemente que ha habido una paralización. Esto es como cuando vas en bicicleta: si te paras, te caes. Como nos hemos parado, nos hemos caído. Entonces habrá quien se quede en el suelo pidiendo que alguien le eche una mano y quien pegue un salto, se limpie las heridas y siga pedaleando. Aquí entra también la influencia de la política, que puede resultar beneficiosa o nefasta. También hemos de apelar en gran medida a la responsabilidad individual. En mi opinión, la peor que nos puede pasar es que nos resignemos y esperemos que la solución venga del Estado: lo que hay hacer, cada uno en la medida de sus posibilidades, es ser proactivos, buscando alternativas y siendo responsable cada uno de sus actos.

¿Cuáles son las claves para reconstruir Galicia?

Una es no dejarse llevar por los que dicen que la globalización es el problema. Lo que ha dado prosperidad al mundo es la apertura y ahora hay una hornada de dirigentes que pretenden cerrarlo. El gran éxito de las empresas textiles gallegas ha venido de la mano de la globalización. Para Galicia sería una tragedia que el mundo se hiciese más pequeño y se cerrase.

¿Qué tendencias prevé?

Creo que los ciudadanos dejarán de consumir productos de usar y tirar. Eso es antieconómico y antiecológico. Esto ha sido una dinámica, sobre todo entre la gente joven, como era tan barato, lo usaban dos veces y lo tiraban. Esto puede ayudar a acabar con la cultura del despilfarro. Espero que salga reforzado el concepto de producto bien hecho, ahí sí tenemos más posibilidades de ser competitivos.

¿Y producir en la comunidad gallega?

Algunos productos se pueden y otros no. En Galicia tenemos un problema para producir que a veces olvidamos y es que no tenemos gente. El problema de Galicia en este caso es de disponibilidad de recursos humanos. A Portugal ya le está pasando también. Nosotros lo comprobamos en los programas de recolocación en el textil. Para trabajos de costura o de poca cualificación, no hay mano de obra. Escapemos a otro sector donde se ve muy claro porque ocurre en nuestras bodegas de vino. Tanto en las D.O. de Ourense como en Rías Baixas falla el relevo generacional. Hay bodegas con plantaciones, pero gran parte es uva que compran a los viticultores. Generalmente, el viticultor tenía una doble actividad. Un ejemplo típico es el operario que trabajaba en la fábrica y cultivaba la viña, lo que le permitía un sobresueldo que venía muy bien a la economía doméstica. Sus hijos, que a veces también trabajan en la misma fábrica y que ganan mucho menos, no están dispuestos a cuidar las viñas a pesar de tener un empleo más precario. Una consecuencia es que se pierde conocimiento. La otra es que, para cuidar la viña, hay que traer a gente de fuera.

¿Cuántas empresas integran el sector textil en Galicia?

Los censos que se manejan son de varios cientos, pero realmente muchas están inactivas o forman parte de grupos, de manera que nuestra estimación es un universo de aproximadamente 250 compañías en la comunidad gallega a las que realmente podemos considerar como unidad productivas.

¿Y el aporte al PIB gallego?

También es difícil de medir, ya que además de la industria productiva y comercial ( retail), el perímetro de compañías que dan servicio al textil-moda es muy amplio, desde el ámbito tecnológico hasta las firmas del sector mueble especializadas en tiendas de moda. Todo eso mueve más del 10% del PIB gallego. Además, es uno de los pocos sectores que mantiene el centro de decisión en Galicia y que goza de una gran conexión con la población. El gallego se siente orgulloso de este sector. Proyecta la imagen de Galicia en el mundo y no solo aporta glamour, también innovación y eficiencia.