A la tarea de reconstruir Galicia, España y Europa de la destrucción económica provocada por el coronavirus, Salcines subraya la importancia de las haciendas locales a la hora de poner en circulación el superávit de los últimos años. Y apela a la capacidad de los alcaldes coruñeses para evitar que esta inversión se convierta en "otro plan E".

Usted pertenece al grupo Colmeiro junto a economistas como Luis Caramés, Antonio Grandío o María Bastida, entre otros. Acaban de presentar 13 medidas bajo el título Galicia, más allá del Covid-19, dirigidas a la Xunta.

Sí, entre otras, sugerimos reducir un 50% la cuota del IBI de todos los centros de trabajo cerrados por causa de fuerza mayor; afrontar de inmediato el pago de deudas pendientes de la Xunta, concellos y diputaciones; reconocer el Covid-19 como caso de fuerza mayor en contratos públicos para todos aquellos del Gobierno estatal, autonómico, provincial y local; y promover la participación de los fondos de Xesgalicia en el capital social de empresas rentables a largo plazo cuya supervivencia a corto peligra. También planteamos renovar automáticamente las pólizas de créditos a pymes y autónomos, salvo aquellas que se encuentren en la situación que la Ley Concursal define como "insolvencia actual" o "insolvencia inminente".

La Xunta ha convocado a un grupo de expertos para que le asesore en la reconstrucción económica de Galicia. ¿Cuáles son las claves de esta tarea?

Lo primero que tenemos que pedirle al gobierno de Galicia es liderazgo y defensa de nuestro tejido industrial. Tenemos sectores amenazados, como la industria electrointensiva, y otros en los que estamos destacando y en los que debemos evitar colapsos, como el metal, la tecnologías de la información o la agroindustria. Sin olvidarme del sector forestal, donde somos la primera potencia productora de España. Dicho esto, creo que la Consellería de Economía conoce perfectamente nuestro tejido económico y tiene capacidad para ejercer ese papel. En un plano más concreto, fue acertada su política de subsidiar, a través de las Sociedades de Garantía Recíproca, el coste de las líneas ICO de liquidez, pero, me temo que la cuantía asignada será insuficiente. En la medida en que, las líneas adicionales del Banco Europeo de Inversiones (BEI) lleguen a España, habrá que reforzar todos los instrumentos de liquidez empresarial. Y ahí, insto al Ministerio de Economía a que se cierren las negociaciones, y no solo las del BEI sino también el programa Sure, dirigido directamente a financiar, entre otros, el programa ERTE. No es de recibo que la Ministra de Trabajo haya vaciado, en cien millones de euros, las políticas activas de empleo cuando va a recibir diez mil millones de Europa.

Los municipios españoles podrán, por fin, movilizar sus 11.000 millones de superávit.

Actualmente, entre la FEMP y el Gobierno ya hay conversaciones para poder liberar esos fondos y me alegro. Ahora bien, hay que hacerlo con sentido para no convertirlo en un nuevo plan E. Arteixo, por ejemplo, dispone de 24 millones de superávit que está ahí, que no se ha podido tocar por ley. Superávit que ha acumulado durante sucesivos años. La Diputación de A Coruña, según he podido saber, dispone de 300 millones. Todos los concellos están saneados, para la comarca coruñesa sería muy importante que circulase ese dinero, que, previsiblemente, irá a obra civil menor, intensiva en mano de obra.

Se convertirá en una medida de impulso, según usted.

Sí, será una inversión importante. Depende también de la capacidad del gestor, del alcalde. Pero en cuanto al área metropolitana coruñesa, creo que la inmensa mayoría de los alcaldes saben gestionar sus presupuestos. Si les damos armas, las usarán. En cuanto a la capital coruñesa, es evidente que la alcaldesa está sabiendo gestionar los fondos municipales. Confío plenamente en su capacidad para convertir, de nuevo, al Ayuntamiento en un tractor económico.

¿Tiene la Xunta limitaciones para afrontar esta crisis?

Los poderes autonómicos son esencialmente unidades de gasto normalizadas y regularizadas. Al margen del campo del Igape, lo que debe hacer es convertir al empresariado en su aliado. La empresa gallega tiene muchísimo potencial, debe estrechar sus lazos con ella, y no solo con la Xunta, también con el conjunto de administraciones locales.

Grandes empresas como Inditex o PSA, ¿jugan algo en esto?

PSA es un gigante y juega por libre y también Inditex. Estos grupos no acuden a la Xunta a pedir ayuda, son demasiado grandes. Si precisan liquidez, recurren a los mercados financieros a buscar dinero. El gobierno vela por las compañías pequeñas y medianas. La Xunta tiene que hacer ese papel y escuchar bien a los agentes sociales.

¿Y la industria autóctona?

Sin capitales no hay futuro económico y en Galicia los hay, pero no trabajan unidos. Van por libre, quizás porque nunca han encontrado un espacio sólido de encuentro. Un ejemplo, en el Consejo Asesor de Cesuga tenemos a diecisiete de los principales empresarios de Galicia, juntos generan más de 20.000 empleos directos, pues muchos apenas se conocían entre ellos. Hay que unir a nuestro empresariado, sobre todo ahora, porque en este caso dos más dos son mucho más que cuatro. De hecho, y volviendo a ese ejemplo, en una sola reunión ya se han gestado un par de alianzas que supondrán más puestos de trabajo para la comunidad gallega. Habrá más reuniones, y habrá más alianzas. Tenemos capitales, tenemos talento, ¿qué nos falta entonces? Que ambos caminen de la mano.