Francia iniciará el 11 de mayo una salida paulatina del confinamiento provocado por el coronavirus, siguiendo una estrategia presentada ayer por el primer ministro, Édouard Philippe, en la que prima la cautela para evitar un rebrote. A partir de esa fecha, cuando la población habrá cumplido ocho semanas confinada, se permitirán las salidas de los ciudadanos y se retomará de forma generalizada la actividad económica, pero se hará extremando las precauciones porque, como dijo el jefe del Gobierno, sin vacuna ni remedio "habrá que aprender a convivir con el virus".

En una intervención ante la Asamblea Nacional, Philippe condicionó la desescalada a que la situación sanitaria del país, que ronda los 130.000 contagios y las 23.000 muertes, prosiga su trayectoria positiva.

El Gobierno quiere hacer 700.000 test semanales y aislar en su casa o en hoteles durante 14 días a quienes den positivo. Además las mascarillas serán obligatorias en el transporte público, para el personal educativo que trabaje con niños pequeños y para los alumnos a partir de secundaria, y recomendadas para el resto de ciudadanos.

Todos los comercios, salvo bares y restaurantes, podrán abrir en Francia a partir del 11 de mayo, mientras que la vuelta a las aulas se hará de forma progresiva y en función de los cursos. El primer ministro francés anunció que los comercios deberán limitar el número de personas presentes a la vez en sus establecimientos y garantizar la distancia de un metro entre las personas. El jefe de Gobierno añadió que los propietarios de un negocio podrán impedir la entrada a quien no lleve mascarilla y apuntó que los ayuntamientos podrán decidir sobre la apertura de centros comerciales de más de 40.000 metros cuadrados en los que podría haber aglomeraciones de gente.

La desescalada se adaptará a la realidad de cada territorio. Por ejemplo, los parques y jardines solo abrirán en aquellos departamentos donde el coronavirus "no circule de forma activa", y las playas, cerradas desde el principio del confinamiento el 17 de marzo, seguirán inaccesibles al menos hasta junio.

Los ciudadanos podrán salir de su casa sin la declaración jurada que actualmente es obligatoria, salvo en desplazamientos de más de 100 kilómetros del domicilio, que solo se autorizarán por motivos familiares o profesionales urgentes. De momento, los grandes museos, los cines, las salas de conciertos y de espectáculos seguirán cerrados y todos los actos que agrupen a más de 5.000 personas estarán prohibidos hasta septiembre.