El 3 de abril, las unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y Reanimación (REA) del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) alcanzaron su pico de ingresos de pacientes con Covid-19Covid-19, al albergar a un total de 53 enfermos. Veintiséis días después, 19 afectados por el SARS-CoV-2, casi la tercera parte, se aferran a la vida desde una cama de las unidades críticos del centro de As Xubias. El progresivo descenso de los contagios y de las hospitalizaciones en el área sanitaria coruñesa a causa de este coronavirus ha dado un ligero respiro a la UCI y a REA, los servicios hospitalarios sometidos a una mayor presión asistencial durante esta pandemia. No obstante, ni sus responsables ni la dirección médica del Chuac están dispuestos a bajar la guardia, conscientes de que el virus pueden resurgir en cualquier momento y volver a causar estragos. Por eso, prevén mantener los espacios habilitados a mayores de las unidades convencionales para los pacientes con Covid-19 cuyo estado es más grave, situados en los antiguos bloques quirúrgicos de la quinta y la sexta planta.

"Cuando empezaron a llegar los primeros casos de enfermos con el coronavirus SARS-CoV-2, y ante la incertidumbre de que la UCI se pudiese colapsar, la dirección médica y el personal de mantenimiento hicieron un gran trabajo contra reloj para habilitar dos nuevas unidades de críticos, en los antiguos quirófanos de la quinta y la sexta planta. El espacio que se montó en esta última planta puede albergar hasta a treinta pacientes. De momento, no lo hemos tenido que usar, pero se mantendrá así por si fuese necesario recurrir a esas camas", explica el responsable de la UCI del Chuac, David Freire, quien subraya que con esa treintena de plazas disponibles para posibles rebrotes el complejo hospitalario coruñés cumpliría con la recomendación del Gobierno de duplicar la capacidad de las UCI. "En los antiguos quirófanos de la quinta planta lo que tenemos ahora es una unidad preCovid, donde ingresan los pacientes con sospecha de estar infectados por el coronavirus mientras están a la espera de que se le haga el test PCR. Si el resultado de esa prueba es positivo, esos enfermos pasan a la UCI de Covid-19, y si es negativo, a la unidad convencional", apunta.

El doctor Freire explica que los pacientes infectados con el SARS-CoV-2 que ingresan en las unidades de críticos tienen "mucha insuficiencia respiratoria", porque la neumonía que sufren es bilateral. Cuando llegan a la UCI o a REA, estos enfermos son conectados a una máquina de ventilación asistida y ahí empieza el proceso. Un proceso, en general, largo. De entre "30 y 40 días". "La estancia media de los pacientes en nuestra UCI se sitúa en torno a los seis o siete días. En el caso de los enfermos con Covid-19, la duración del ingreso se multiplica por cinco o por seis", indica el responsable de la UCI del Chuac, y detalla: "La mayoría de los pacientes con coronavirus ingresados en nuestra unidad superan los 70 años, y tienen factores de riesgo, sobre todo hipertensión arterial, diabetes o enfermedad cardiovascular o están inmunodeprimidos".

En este punto, el especialista del Chuac advierte de que el hecho de que la mayoría de los enfermos con Covid-19 que ingresan en la UCI del hospital de As Xubias sean "de edad algo avanzada" no implica que no haya también jóvenes con coronavirus hospitalizados en esa unidad. "Uno puede ser joven pero tener una inmunodepresión o alguna enfermedad que todavía no ha dado la cara y que, quizás, le pueda afectar. Además, y esto es algo que se va a estudiar, puede haber factores constitucionales de tipo genético que hagan que la respuesta del organismo a un patógeno como este virus sea una inflamación descontrolada que pueda dañar mucho los pulmones y otros órganos. Pero esto, a priori, no lo podemos saber", avisa el doctor Freire, quien recalca que, una vez en la UCI, el SARS- CoV-2 pasa a un segundo plano, y el principal problema son los estragos que ese coronavirus ha causado en el cuerpo del infectado. "Es como si almacenas explosivos y tienes una mecha. Enciendes esa mecha, la llama llega al almacén y todo salta por los aires. El SARS-CoV-2 pone en marcha esa respuesta inflamatoria descontrolada que daña todo el organismo. Afortunadamente, no todas las personas reaccionan igual ante el virus. Por eso hay un porcentaje más elevado de pacientes asintomáticos o con síntomas leves. Seguramente se deba a determinantes genéticos, pero todavía lo desconocemos", señala.