Antes incluso de que se decretase el estado de alarma, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña (COFC) ya solicitó a la Consellería de Sanidade la necesidad de regular el precio de las mascarillas ya que observaban que la demanda era muy superior al stock y temían que, como finalmente ocurrió, "hubiese especulación con estos productos". "En algunos casos el precio al que nos venden a las farmacias se llegó a triplicar", explica el vocal del COFC Antonio Busto, quien cree que la decisión del Gobierno central de fijar un precio máximo "llega tarde". Además hace hincapié en que el mejor método para evitar la propagación del virus es "la distancia social y la higiene de manos" ya que un uso incorrecto de la mascarilla o ponerla más del tiempo de vida útil "puede convertirla en un foco de infección".

¿Qué le parece al Colegio que se regule el precio máximo de las mascarillas?

Nos parece bien. Desde antes del confinamiento, cuando en febrero se comenzaba a hablar de una posible pandemia y vimos que la demanda de mascarillas era muy superior al stock, ya solicitamos a la Consellería que se regulase el precio de este producto sanitario. Después ya se produjo todo en cascada, se decretó el estado de alarma, el Ministerio tomó las funciones y también se le solicitó porque las farmacias ya estábamos sufriendo ofertas de estos productos a precios que eran excesivos.

¿Llega tarde, entonces, esta medida?

Sí, llega tarde. Los laboratorios comenzaron a subir los precios y la especulación con estos productos fue altísima. Los precios eran excesivos, aparecieron nuevos actores y si antes pagabas a los 30 días, ahora querían por adelantado e igual tardaban semanas en servirte el material, empezaron a llegar incluso ofertas de otro tipo de productos como mamparas de metacrilato...

¿A qué precio llegaron a tener que comprar ustedes las mascarillas?

Las quirúrgicas, que son las únicas para las que el Gobierno central ha regulado el precio máximo a 0,96 euros, llegaron a costarnos a nosotros tres, cuatro o seis veces más de lo habitual. Si antes de la crisis se podrían adquirir a 80 céntimos, se pasó a tres o cuatro euros la unidad. Y en el caso de otro tipo de mascarillas, si el precio unitario sin IVA era normalmente de tres euros, hubo farmacéuticos que tuvieron que comprarlas al triple, a nueve euros.

Si ahora están obligados a venderlas a menos de un euro, ¿asumen ustedes las pérdidas?

Sí, se trata de un producto sanitario y para nosotros lo primero es poner a disposición de los pacientes que las necesiten todas las que se pueda. Por eso, en este sentido, desde el Colegio no se ha emitido ninguna notificación al respecto. En mi caso, por ejemplo, me fijé un precio máximo y más caras que eso no las compraba, prefería no tener que ofrecer unas de mala calidad a precios excesivos. Y las quirúrgicas ya siempre las vendí a 90 céntimos aunque el precio de compra fuese más alto. De todas formas creo que hay una demanda irracional de las mascarillas tanto por precio como por necesidad. Solo las precisan personas infectadas y personal sociosanitario, no es necesario que todo el mundo salga a la calle con mascarilla. La higiene de manos y la distancia social son las mejores medidas de seguridad. Como es imposible hacerle test a todo el mundo, Sanidad aconseja el uso generalizado de mascarillas para evitar la propagación del virus, pero no son obligatorias y hay que tener claro que, en el caso de las quirúrgicas, no son una protección para uno mismo sino para los demás.

¿Pero la demanda de mascarillas sigue siendo elevada, no?

Sí, hay un efecto llamada pero hay que dejar claro que sirven para evitar la propagación, proteger a los demás pero no para protegernos a nosotros mismos. Por ejemplo, si un infectado (tenga o no síntomas) va sin mascarilla y está con otra persona que la lleva, hay un riesgo de contagio del 70%, pero la probabilidad baja al 1,5% si la persona contagiada también la lleva. Y al revés, si es el infectado el que la lleva y el otro el que no, el riesgo de contagiarlo es un 5%.

Sanidad alertó esta semana de los riesgos de hacer un mal uso de los guantes, ¿ocurre lo mismo con las mascarillas?

Sí, un mal uso puede hacer que se convierta en un foco de infección. Están pensadas evitar la propagación del virus, por tanto hay que llevarlas siempre puestas, no bajarlas para hablar y en el caso e las quirúrgicas, las más usadas, no son reutilizables. Tienen una vida útil de ocho o doce horas de uso y por tanto, después habría que desecharlas. Lo que hay que hacer, si uno tiene que ir a tres recados, por ejemplo, es procurar no tocar la mascarilla en la calle, no bajarla para hablar y cada vez que toquemos algo higienizar las manos porque sino tocamos muchas veces la mascarilla y se convierte en foco de infección. Hay que ponerla y sacarla siempre por las gomas, no tocar la mascarilla.

¿Ya hay suficientes mascarillas en las farmacias?

Ahora empieza a regularizarse la situación. Si se hubiera hecho antes, se habrían evitado la especulación, la falta de producto y el hacer un negocio con este producto sanitario.

¿Qué le parece que haya supermercados que también venden mascarillas?

Hay que diferenciar entre mascarillas quirúrgicas, que son un producto sanitario y por tanto solo se puede obtener a través de canales sanitarios y que tienen un precio regulado, y las mascarillas higiénicas. Estas últimas no protegen ante ningún riesgo, ni ante agentes peligrosos, es como llevar un pañuelo o una bufanda.

¿No sirven para proteger entonces?

Sirven para reducir la dispersión del esputo al llevar algo en la boca pero no son como las quirúrgicas porque los tejidos no son los mismos y no tienen que pasar unos test de resistencia como marca la normativa europea. Las mascarillas higiénicas pueden ser desde las que se fabrica uno en casa hasta las que venden en diferentes establecimientos y cuyos tejidos varían. Este tipo pueden actuar algo como barrera pero no están diseñadas para proteger ante un riesgo.