La celebración del Primero de Mayo desató la polémica en Portugal después de que se reunieran en Lisboa unas 800 personas convocadas por la Confederação Geral dos Trabalhadores Portugueses. El Gobierno del socialista António Costa permitió el acto como una excepción dentro del "estado de emergencia", siempre que se guardase la distancia social. El líder de la oposición, Rui Rio (PSD, centroderecha) lo tachó de "inaceptable". Portugal rebajó ayer las restricciones al entrar en "estado de calamidad".