Ser un experto en enfermedades infecciosas no libró del contagio del coronavirus al responsable de la Unidad que atiende a los pacientes con ese tipo de dolencias en el Complexo Hospitalario Universitario de Santiago, Antonio Antela. Tras pasar 15 días ingresado en el Hospital de A Coruña y otras dos semanas recuperándose en casa de una neumonía bilateral, este internista se reincorporó el lunes de la pasada semana a su puesto de trabajo. Un regreso ilusionante y emotivo (sus compañeros le recibieron con una enorme pancarta), pero también cargado de miedos e incertidumbres. "Volver al hospital fue para mí un reto", subraya este especialista, quien reconoce que al recibir el alta y regresar a su domicilio pensaba que la vuelta a la normalidad "iba a ser mucho más rápida y que, enseguida, podría volver a trabajar". "Pero la realidad es que la Covid-19 requiere de un tiempo de recuperación más prolongado. Durante el ingreso perdí mucho peso, y no solo grasa, también músculo, por lo que me encontraba bastante débil. Y tampoco estaba preparado mentalmente. Esta enfermedad te deja unas secuelas, no solo físicas. Te cuesta concentrarte. Yo intentaba ponerme al día, seguir las noticias y las novedades terapéuticas sobre la epidemia, pero me cansaba, no era capaz de estar mucho tiempo buscando artículos y demás. Y sentía también como una especie de rechazo psicológico hacia todo ese tema", señala.

Durante su hospitalización, no llegó a estar en la UCI, aunque sí en un situación en la que, recalca, "tú mismo te ves a la deriva, y muy vulnerable". "Cuando te estás recuperando, con frecuencia te vienen a la mente esos momentos que has vivido, además, con el agravante del aislamiento", explica este doctor, quien admite que esas imágenes también le asaltaron durante el camino de regreso a su puesto de trabajo. "Ese día fue tremendo, de muchísimas emociones. Por un lado, tenía la alegría por volver a formar parte de mi equipo y sentirme útil. Por otro, la incertidumbre de si iba a ser capaz de responder físicamente, y el temor ante la posibilidad de volver a infectarme. No me puedo considerar protegido. No se conoce bien si todos desarrollamos inmunidad protectora", señala.