La sombra de la Covid-19 es alargada. Los especialistas creen que la enfermedad causada por el nuevo coronavirus puede dejar secuelas en algunos pacientes, sobre todo en los que sufrieron cuadros clínicos más graves e ingresaron en la UCI. Pasarse varias semanas luchando contra la infección postrados en una cama, con ventilación mecánica y recibiendo altas dosis de oxígeno a diario, puede dañar los pulmones, causando unas cicatrices que en lenguaje médico se conocen como fibrosis. Un tejido engrosado y rígido que dificulta su correcto funcionamiento. Por el momento, no hay certezas de que esto sea así, aunque en Galicia ya hay varios estudios en marcha para rastrear esa y otras posibles huellas del coronavirus SARS-CoV-2, tal y como avanza el presidente de la Sociedade Galega de Patoloxía Respiratoria (Sogapar), el neumólogo José Alberto Fernández Villar.

"No tenemos datos del SARS-Cov-2. La información de la que disponemos es de las otras dos pandemias de coronavirus, el SARS y el MERS. En esos casos se sabe que, a medio plazo (entre los tres y los seis meses posteriores), aproximadamente entre un 20 y un 25% de los pacientes seguían teniendo alteraciones en su función pulmonar, y su capacidad de marcha disminuida. Es decir, que caminaban menos de lo que le correspondería a una persona de su edad, sexo y constitución física. A la largo plazo (a los doce meses), la mitad de esa cuarta parte de los afectados presentaban todavía pequeños déficits, dependiendo de la gravedad del cuadro clínico, del número de días que permanecieron intubados y de la concentración de oxígeno que recibieron y durante cuánto tiempo", apunta el doctor Fernández Villar.

Este neumólogo explica que el oxígeno es necesario para salvaguardar la vida de los pacientes, y "evitar la hipoxia tisular y que fallezcan". "Pero se sabe que, en dosis elevadas durante muchos días, produce fibrosis. Lo mismo sucede con algunos fármacos que se utilizan en los tratamientos, y que pueden ser neumotóxicos. Curiosamente, están curando una enfermedad pero algunos pueden tener ciertos efectos a nivel pulmonar. Hablo de compuestos como la hidroxicloroquina, cuyo uso estaba limitado a pacientes con patologías como el paludismo o el lupus eritematoso sistémico, y que ahora se utilizan de forma masiva en enfermos con proceso agudo de Covid-19", aclara.

Al doctor Fernández Villar le "consta" que en la comunidad gallega hay ya varios estudios en marcha sobre las posibles secuelas de la enfermedad causada por el SARS-Cov-2. Uno de ellos, en el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac). El centro coruñés confirma que está "terminando de preparar" ese trabajo. "El Comité Ético de Galicia acaba de pasar un estudio evaluando las secuelas de la Covid-19 a corto y medio plazo, y mi objetivo como presidente de la Sogapar es ofertárselo a todos los neumólogos gallegos. Ya hay algún estudio en marcha para ver cómo responden los enfermos a los tratamientos que estamos usando. El objetivo sería poder sumar series y tener una experiencia con una casuística mayor", señala el presidente de la Sogapar, quien subraya que este tipo de análisis se pueden llevar a cabo gracias a la puesta en marcha en los hospitales gallegos, al inicio de la pandemia, de registros con información clínica y muestras biológicas de los pacientes ingresados con coronavirus. Unas bases de datos que ponen los cimientos, y constituyen una herramienta fundamental, para poder encontrar explicación y responder a los problemas que presentan estos enfermos.

"La Sociedad Española de Neumología está realizando otro registro nacional donde todos vamos a poder verter nuestros datos y combinarlos para tener mayor evidencia. Porque puede haber diferencias entre pacientes, incluso en función de las áreas sanitarias, por la procedencia. Algunas consecuencias de la Covid-19 nos las expresa el virus, y otras son inherentes al huésped", indica el doctor Fernández Villar, quien especifica que la idea "no solo es describir esas secuelas". "No sabemos cuánto tiempo va a convivir el SARS-CoV-2 con nosotros, o si van a venir otros coronavirus a partir de ahora. Desconocemos qué factores predicen y son inherentes a la Covid-19 en sí, a la gravedad de esta enfermedad o, incluso, a los tratamientos que estamos usando ahora para curar a los afectados. Tampoco tenemos certezas sobre si características del huésped que no son genéticas, como las cardiopatías de base o el tabaquismo previo, pueden influir y cuánto. Parece que el mayor peso de la evidencia es que el consumo de cigarrillos no es una factor protector, ni mucho menos, en estos casos. De hecho, la mayor causa de patología respiratoria y cardiológica crónica es el tabaquismo, y los grupos de mayor riesgo para desarrollar Covid-19 son, precisamente, los cardiópatas y los pacientes con dolencias respiratorias. Nos falta mucha información, y la poca que tenemos está derivada de las primeras publicaciones de SARS-CoV-2, que son asiáticas", destaca el presidente de la Sogapar.

Dentro de la "situación crítica" por la pandemia, el doctor Fernández Villar aboga por ver como una oportunidad que las sociedades científicas "puedan contribuir, mediante el trabajo en red, a generar conocimiento". "Galicia tiene una infraestructura que lo permite, puesto que tenemos una historia única, Ianus, para todo el territorio y protocolos muy similares; y hay buena relación entre los profesionales de las áreas sanitarias, y están muy bien mapeadas, con lo cual es fácil relacionarse y saber quién es el referente de cada patología en cada territorio. Las sociedades científicas, y el propio Servizo Galego de Saúde (Sergas), tenemos que jugar ese papel de aunar esfuerzos para que los resultados de la investigación tengan más impacto, porque no es lo mismo publicar datos de un centenar de pacientes que de mil".