La publicación ayer por la tarde en el BOE de la normativa sobre las condiciones en las que deben operar lleva a la mayoría de los comerciantes y hosteleros de la ciudad a optar por no abrir al público a partir de hoy, primer día en el que el Gobierno central autoriza a hacerlo desde el inicio del estado de alarma. Los empresarios critican también la falta de información sobre qué debe hacerse con el personal sometido a una regulación temporal de empleo (ERTE) y que sea requerido para regresar al trabajo.

"La gente va a abrir en los barrios porque lo necesita"

, señalaba ayer, José Luis Boado, presidente de la Federación Unión de Comercio Coruñesa, quien estimaba sin embargo, que no serán muchos los comerciantes que se decidan a hacerlo. "Algunos abrirán esperando a ver qué pasa y qué hace el de al lado", explicaba Boado, quien añadió que ante la ausencia de información, en los últimos días hubo comerciantes que adquirieron guantes, mascarillas, pantallas de metacrilato y soluciones hidroalcohólicas, además de máquinas de ozono.

Al margen de las medidas genéricas para todo el comercio, el presidente de la FUCC consideraba necesarias otras para cada tipo de actividad, como las peluquerías y centros de estética, cuyo personal no podrá evitar tener contacto físico con los clientes. Otros locales en los que se precisa una regulación específica, según Boado, son los de vestido y calzado, ya que si los artículos son probados por la clientela deben ser higienizados antes de volver a ser puestos a disposición del público.

"Hay un gran vacío y una confusión total", se lamentaba Boado, para quien el sistema de cita previa no tiene sentido para muchos tipos de comercio. "Si la gente hace cola en la calle con mascarilla y guantes para ir al supermercado, también se puede hacer en el comercio", señalaba el dirigente de la FUCC, para quien "el comerciante se protege para proteger a su cliente y este también debe protegerse". En su opinión, "el miedo de los comerciantes es a que les digan que incumplen las normas", lo que está haciendo que algunos de ellos estén "comprando cosas a mansalva que no les van a servir para nada".

El Gobierno local anunció a la FUCC que estudia la concesión de ayudas económicas al pequeño comercio para la adquisición de equipos de protección , medida que apoyan todos los grupos municipales, según Boado, quien espera que se otorguen "cuanto antes porque llegan con retraso".

"Las grandes incógnitas que tenemos desde el primer día siguen sin estar resueltas", manifestaba Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería, quien desconocía aún las medidas sanitarias que deben adoptar los locales de este sector para garantizar la seguridad de los nuestros y el tratamiento de los productos. "Abrir es una locura aunque solo sea para dar servicio, tenemos que saber de qué medios nos tenemos que dotar, después veremos si los hay", comentaba Cañete, para quien "el enfado que hay en el sector es monumental". La Federación Española de Hostelería desaconseja la apertura a nivel nacional "hasta que no haya unas medidas sanitarias y laborales claras", destacó el presidente coruñés, quien puso de relieve que los empresarios ignoran si se puede reclamar el regreso al trabajo de un empleado sometido a un ERTE o si puede hacerlo a media jornada.

"Hemos comunicado a nuestros socios, porque nos lo dijeron desde la federación española, que no compren máquinas de ozono porque no cumplen su cometido", advirtió Cañete, quien alertó de que también hay una picaresca sobre supuestos cursos de formación sobre la Covid-19 que se exigen para abrir locales. "Entendemos que la gente está desesperada porque lleva dos meses sin ingresar un duro y algunos van a probar a ver si viene alguien a llevarse algo de comida", declaró.

"No tiene ningún sentido, no hay ningún manual que nos diga cuáles son las medidas y ante eso no vamos a abrir ninguno en nuestra zona", anunció Antón Sáez, presidente de la Asociación La Marina Coruña, para quien el aumento al 50% de las mesas de terrazas que puedan instalarse es insuficiente. "El que abra será por desesperación y no porque realmente tenga las medidas", explicó Sáez, quien prevé que lo hagan los locales que puedan servir a domicilio.

Para este hostelero, mantener el cierre por ahora "es lo más prudente por la salud de los clientes y los empleados" y destacó que los primeros "tienen ganas de que abramos pero entienden que hasta que se aclare todo no se abra". "Hay gente muriendo y estás jugando con la vida de los empleados", sentencia.