Imagínate un iceberg. Ese bloque de hielo no es solo la parte que se ve, la que sobresale del agua, sino que hay una parte sumergida que es mucho más grande, y que los barcos deben tener muy en cuenta a la hora de navegar. La experta en Disciplina Positiva María Soto explica el comportamiento de los niños de la misma manera, utilizando la teoría del iceberg. Para ello nos pone un ejemplo: "Imaginaos que mi hijo mayor pega a mi hija pequeña y yo le castigo para penalizar su conducta (parte visible del iceberg). Sin embargo, no miro en la parte no visible del iceberg para entender qué le está motivando a pegar a su hermana. En este caso lo hace porque tiene celos. Mañana, en vez de pegarla, le esconderá los juguetes. Yo volveré a castigarle. Su creencia errónea (pensar que yo quiera más a su hermana) seguirá ahí".

No aplicar la teoría del iceberg supone centramos solo en la conducta visible, no vemos el fondo (las creencias que lo motivan, el para qué -y no el por qué- se comporta así). "Esto nos impide solucionar el problema. Nos estamos limitando a tratar de controlar el comportamiento "erróneo" de nuestros hijos, y esto solo nos llevará a frustrarnos porque no lo conseguiremos".

Si tu hijo siempre está de mal humor, si solo sabe quejarse, si ha pegado a su hermano o a un amigo del cole, si de repente se coge una rabieta que no entiendes, en vez de castigarle o ignorarle hasta que se le pase, debemos preguntarnos para qué hace eso, es decir, mirar en la base del iceberg. "No hay que pensar que nuestro hijo actúa de una determinada manera para molestarnos, sino porque le pasa algo", señala María. Como dice la fundadora del Proyecto Educa Bonito, "nuestros hijos se portan mal porque no saben expresar lo que les pasa de otra manera, los malos comportamientos son malas decisiones que nos hablan de una necesidad. Y ante su necesidad mal expresada, muchas veces solo tenemos en cuenta cómo lo expresan, no lo que sienten de verdad".

María Soto nos da las claves en este vídeo:

Educar aplicando la disciplina positiva

Tener en cuenta la teoría del iceberg es educar aplicando la Disciplina Positiva y María nos da algunas claves:

Cambia la autoridad por la confianza y el respeto. "Si nuestros hijos captan que para los adultos lo más importante es mandar, van a querer mandar", señala.

Dales opciones dentro de los límites establecidos. "Si ellos sienten que pueden escoger y que se tiene en cuenta su opinión, estarán más receptivos y con menos ganas de mandar", subraya. "Si nos ven como figuras autoritarias, se negarán a todo lo que les digamos", añade. Si lo piensas, hay muchas cosas sobre las que no podemos dejarles elegir, pero otras sobre las que sí, por ejemplo: ¿qué quieres merendar: manzana o plátano? ¿Qué prefieres ponerte: falda o pantalón? Irles dejando tomar pequeñas decisiones es muy importante, porque les hará sentirse importantes, y les irá educando en la responsabilidad, más que en la obediencia.

Hazles sentir capaces para que recuperen su autoestima creando situaciones que les hagan ver que progresan. Está claro que para nosotros es más fácil atarles los cordones cada mañana, perdemos mucho menos tiempo, pero... ¿y si les despertamos cinco minutos antes para que lo hagan ellos solos? El chute de autoestima será brutal cuando lo consigan. "La sobreprotección les puede hacer sentir inútiles", nos recuerda María.

Elimina las etiquetas. "Son limitantes y arrasan la necesidad de crecimiento. Si a un león le dices que es una hormiga, actuará como una hormiga", explica la fundadora de Educa Bonito.

Transmíteles que les tienes en cuenta, que son lo más importante para ti, involúcrales en tus cosas, escúchales. De esta manera se sentirán bien, partícipes en los asuntos de la familia.