Entonces, no había televisión, ni redes sociales, ni se daban ruedas de prensa para informar de medidas pero a finales del siglo XIX la humanidad ya se enfrentó a la amenaza real de un coronavirus, el OC43. En términos coloquiales, podemos decir que vendría a ser un primo del actual SARS-CoV-2. Científicos señalan ahora que el OC43 pudo ser el responsable de una pandemia entre 1889 y 1890 que mató a más de un millón de personas en el mundo. Sin embargo, la culpa de esas muertes se le ha atribuido a la influenza o gripe. En el artículo Profile of a killer virus, de Nature, aclaran que el coronavirus OC43, sigue circulando entre nosotros a día de hoy. Científicos creen que "puede ser que la continua exposición al virus mantenga inmune a la gran mayoría de la población frente a él".

Teniendo en cuenta cómo ha ido evolucionando la historia del coronavirus OC43, cabe preguntarse si algo similar ocurrirá con el SARS-CoV-2. La pregunta está en el aire. Grupos de científicos como el de Linlin Bao han realizado investigaciones en monos y han comprobado que aquellos primates curados y que se han vuelto a exponer al SARS CoV-2 no han recaído a pesar de haber pasado 28 días tras su cura.

Pero la cuestión es si esa misma protección prosigue más allá de las 28 jornadas y si en humanos habría iguales resultados que en monos.