Sin que todavía se haya recuperado "la normalidad emocional", lo peor ya ha pasado para los sanitarios que combaten la pandemia desde el Hospital de A Coruña, según asegura el equipo de psicólogos que desde el inicio de la crisis atiende las demandas de los profesionales del centro. El coordinador de esta atención, Jorge García, reconoce que hubo menos demanda de ayuda de la que podía imaginarse inicialmente y cree que la crisis del coronavirus tiene también su lado positivo. "Al final creo que estos profesionales saldrán reforzados, con un mayor compromiso con la profesión y más cohesión", asegura.

La dirección del hospital puso en marcha este servicio de apoyo psicológico a la plantilla a principios de marzo, antes de que los pacientes Covid copasen gran parte de las camas del centro. "Se puede decir que comenzamos cuando el virus venía por la nacional sexta y el hospital comenzaba a vaciarse porque no sabíamos si lo que venía era un tráiler o un ciclista", explica de forma gráfica García, quien asegura que, a nivel psicológico, lo peor para los sanitarios fueron precisamente esos días, los anteriores a que el virus se expandiera por la ciudad. "Aún hace poco me comentaba un compañero que le impactó cómo en una semana se vació prácticamente el hospital para atender a casos de coronavirus y la sensación era como cuando la ola se va en la playa y no sabes si la siguiente será más grande", relata este psicólogo, quien tiene claro que durante esa primera semana "lo habitual entre los sanitarios era la incertidumbre y el temor a la amenaza que podía venir". "Por suerte no tuvimos un colapso como en otras zonas pero sí vivimos la amenaza del colapso", indica.

Las primeras reuniones de apoyo psicológico se mantuvieron con los trabajadores de Urgencias. "Ellos mismos demandaron ayuda y nos reunimos ya los primeros días porque están en primera línea, son quienes reciben a los posibles casos de coronavirus", explica este psicólogo que asegura que, paradójicamente , la situación mejoró cuando el hospital comenzaba a recibir a pacientes infectados. "Después se dieron y nos dimos cuenta todos los sanitarios que lo sabíamos hacer, que podíamos cambiar protocolos, que nos adaptábamos a las circunstancias, que era posible y que al final era casi trabajar como siempre e incluso en algunas áreas mejor porque ahora tenían zonas liberadas", indica este psicólogo del Hospital Universitario de A Coruña.

A la tensión, el miedo y la incertidumbre inicial dieron paso en las siguientes semanas sensaciones como "inseguridad por no saber si habrá suficiente material de protección, estrés o problemas para desconectar del trabajo". Jorge García y su equipo se reunieron de forma periódica durante semanas con los equipos que lo demandaban y también cuando ellos consideraban "para lo que llamamos tomar la temperatura, es decir, ver cómo se encontraban, cual era el ambiente, etc..." y en general, asegura, "la mayoría lo llevó bien". "Quienes peor sobrellevan esto son personas que igual tienen un sentimiento de responsabilidad muy elevado o ya tienen problemas de ansiedad previos", indica García, quien asegura que en las sesiones grupales se trabaja sobre todo "con la idea de que la seguridad cero no existe, para que no tengan tanto temor, con la cohesión de equipo, etc.". Pese a que también hubo sanitarios que solicitaron ayuda de forma individual, "nadie tuvo que dejar de trabajar por esta situación", sostiene el responsable de esta atención psicológica a la plantilla del centro hospitalario, quien reconoce que el hecho de no haber llegado a una sobrecarga de trabajo como en otras zonas también ayudó. "En casos de colapso hay más desgaste y pueden surgir conflictos", indica.

Todo lo contrario del Hospital de A Coruña, donde este psicólogo destaca "la cohesión y el trabajo en equipo" como una de las cosas buenas de esa excepcional situación. "¿Van a quedar traumatizados? Es la pregunta que hay en la calle. Hay personas vulnerables emocionalmente por situaciones concretas como un contagio, pero en general creo que van a salir más reforzados, con una mayor resistencia emocional", indica García, que recuerda que su equipo todavía sigue ahí por si lo necesitan.