El apoyo de Ciudadanos al estado de alarma, que ha permitido a Pedro Sánchez mantener quince días el mando único, es una arriesgada pirueta política de Inés Arrimadas. El objetivo de la líder de la formación naranja es reconquistar ese centro que Albert Rivera dejó huérfano, pero el último vaivén en el partido ha ocasionado también el desconcierto de la militancia.

El exdiputado Juan Carlos Girauta anunció ayer su baja del partido, así como otros militantes del ala más derechizada y riverista de Ciudadanos: "No trabajamos tanto para ser una bisagra", dijo Girauta. La réplica a Girauta se la dio el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, defendiendo la posición del partido: "Las bisagras nos permiten abrir y cerrar las puertas por donde entran y salen las necesidades de los ciudadanos". La paradoja es que Igea fue orillado por Arrimadas tras imponerse a él en el último cónclave de los naranjas, y ahora es él quien avala la nueva posición de la líder.

La jugada de Arrimadas tiene su riesgo pero permite a Ciudadanos asomar la cabeza en las aguas políticas con solo 10 diputados. Y deja en fuera de juego un rato al Partido Popular de Pablo Casado, instalado en una complicada dinámica de antagonista al gobierno que puede acabar teniendo un pernicioso efecto bumerán.

La duda en el partido naranja es si el movimiento de Inés Arrimadas forma parte de una estrategia más amplia. Ciudadanos ya adelgazó su flanco más izquierdista (en especial tras el batacazo electoral por la apuesta de Rivera por convertirse en una fuerza mayoritaria y alternativa ideológica al PP), pero este movimiento puede adelgazar aún más a los naranja en su lado derecho, lo que puede suponer una peligrosa operación estética que termine dejando, entre tanta dieta política, apenas un esqueleto como partido.

Un indicio de un horizonte más centrado puede ser la pérdida de poder del sector más afín a Fran Hervías, en favor de otros dirigentes como los actuales vicesecretarios generales José María Espejo y Carlos Cuadrado, que acompañaron a Arrimadas en la negociación con el PSOE para dar el sí a la continuidad dos semanas más del estado de alarma.