Tras jubilarse en mayo del pasado año, Fernando Iglesias ha vuelto a ejercer como psiquiatra durante la pandemia, ahora a través del teléfono para asesorar el equipo de sanitarios que atiende a las personas que llegan al albergue de Riazor. "Es una tarea sencilla porque hago lo mismo que toda la vida ya que en el Hospital de A Coruña además de pacientes también asesoraba a otros médicos en interconsultas", explica este facultativo que se encarga no solo de informar sobre cuál es el mejor tratamiento para cada caso sino de buscar fármacos equivalentes cuando hay falta de alguno o ver cuándo es preciso el ingreso hospitalario. Todo ello en casa y a través del móvil. "Nunca he estado pegado tanto al teléfono como estas semanas", indica Fernando, quien reconoce que ha bajado el volumen de llamadas, también porque ahora una psiquiatra del Chuac acude de forma presencial al albergue varias veces por semana. Para este doctor coruñés, la respuesta casi unánime de los jubilados a la llamada del Sergas tiene que ver con "la profesionalidad, el contenido vocacional de la profesión médica y un alto sentimiento de responsabilidad social".