Aunque los alumnos gallegos no volverán a tener clases presenciales hasta el próximo mes de septiembre, los profesionales del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia (COPG) se han puesto ya manos a la obra para dar cobertura a todas las necesidades de tipo emocional que puedan surgir cuando se produzca la ansiada vuelta al cole. Velar por el bienestar anímico y afectivo, y prevenir posibles síntomas postraumáticos en niños y adolescentes, son los principales objetivos de un programa psicoeducativo que ultima la entidad colegial, y que espera pueda contar con el visto bueno de la Consellería de Educación para ser puesto en marcha en todos los centros de enseñanza de la comunidad, desde Infantil hasta Secundaria.

"La reapertura de puertas de los centros educativos va a ser un momento crucial. Nos preocupa mucho cómo van a llegar esos alumnos desde el punto de vista emocional, teniendo en cuenta la situación tan extraordinaria que estamos viviendo", subraya la presidenta de la sección de Psicología Educativa del COPG, Manuela del Palacio, quien especifica que esa "preocupación" por el estado anímico de los estudiantes es la que ha llevado a la entidad colegial a poner en marcha un equipo de trabajo, integrado por psicólogos del ámbito educativo, clínico y de emergencias -y capitaneado, precisamente, por el Grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes y Emergencias (Gipce)-, para abordar y dar respuesta a las necesidades de los menores gallegos en su regreso presencial a las aulas.

"Nuestro objetivo es cubrir todas las necesidades que tienen que ver con el cuidado de la salud emocional en una situación de esta naturaleza, un aspecto en el que no se estaba reparando", explica la coordinadora de ese equipo de trabajo, Fátima López, quien destaca que el programa psicoeducativo que están terminando de perfilar busca "fomentar el crecimiento y la resiliencia" en los más jóvenes, "de la mano de sus profesores y de otras figuras de referencia", como los orientadores escolares.

En este punto, Manuela del Palacio del Palacio recuerda que, entre los perfiles que pueden opositar a la plaza de orientación en los centros educativos, está el de psicólogo, junto con otros como el de pedagogo o psicopedagogo. "En ningún centro de enseñanza de Galicia hay, como tal, un psicólogo educativo. Puede haber un psicólogo, pero que ejerce de orientador", apunta esta especialista, quien aclara que las competencias entre unos y otros profesionales "son distintas", y remarca que la presencia de psicólogos educativos en colegios e institutos gallegos es una de las "grandes reivindicaciones" del COPG. "El hecho de que no se contemple la psicología como una de las profesiones que tiene que formar parte del sistema educativo, para atender el aspecto emocional y evolutivo de niños y adolescentes, es una de las carencias históricas en este ámbito", argumenta.

La presidenta de la sección de psicología educativa del COPG insiste en que las "consecuencias devastadoras" de la pandemia de SARS-Cov-2 requieren el asesoramiento de esos profesionales. "Hace mucho que demandamos la presencia de esta figura en colegios e institutos, y con una ratio aceptable de 200 alumnos por psicólogo educativo, para poder desarrollar con garantías nuestras funciones. En donde yo trabajo, por ejemplo, hay unos 800 estudiantes y soy la única orientadora. Recientemente incorporaron a otra, pero es insuficiente. Hay centros con un millar de alumnos y que solo cuentan con un profesional de este tipo", apunta del Palacio, quien considera que la actual situación supone "un antes y un después", que debería motivar un cambio "en las prioridades de las Administraciones". "Ojalá de una vez por todas se priorice lo realmente importante. Y la educación es fundamental", concluye Del Palacio.

Una situación de estrés continuado, como la generada por la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2, obliga al cerebro del ser humano a permanecer en modo de alerta, con sus mecanismos de defensa activados. La incertidumbre que domina nuestras vidas en la actualidad puede desencadenar varios tipos de reacciones, como "irritabilidad, cambios de humor, insomnio, pesadillas o ansiedad". "Esta ansiedad puede provocar, a su vez, dolores psicosomáticos, de estómago por ejemplo, que podrían afectar a la alimentación", apunta la presidenta de la sección de Psicología Educativa del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia (COPG), Manuela del Palacio, quien asegura, no obstante, que esas respuestas del organismo son "normales" y que, con el tiempo, "se van a pasar".