El jefe del Servicio de Microbiología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) y presidente de la Sociedad Gallega de Microbiología (Sogamic), Germán Bou, sostiene que la desescalada ha de llevarse a cabo "paulatinamente, y manteniendo muy activos los sistemas de alerta hospitalarios". "Hasta que llegue una vacuna efectiva y accesible a la población que permita inmunizar a todos los ciudadanos o la gran mayoría, vamos a tener que cambiar parte de nuestros hábitos sociales y culturales siguiendo las recomendaciones que, de manera reiterada, Salud Pública nos comunica, como el uso de mascarillas, las medidas de higiene y distancia física, etc.", indica el doctor Bou, quien considera que, a partir de ahora, cualquier actividad que suponga grandes aglomeraciones de público "estará sujeta y dependerá de la evolución de la pandemia y de los indicadores de seguimiento microbiológico y epidemiológico".

Este especialista destaca que diversos grupos de investigación de todo el mundo y compañías privadas trabajan con intensidad para acelerar el desarrollo de esa vacuna que nos dará la llave de la normalidad, aunque "se antoja difícil que pueda distribuirse y estar accesible para la población antes de la próxima estación invernal". "En ratones, ratas y primates no humanos (macacus rhesus), un candidato a vacuna contra el SARS-CoV-2 (virus inactivado) ha desarrollado anticuerpos que neutralizaron posteriormente varias cepas diferentes de ese agente patógeno. Este es un dato que genera esperanza en la efectividad de una futura vacuna. Una prueba de concepto que indica que la protección es posible. Además, se han observado resultados similares en monos tras una infección primaria por ese coronavirus, quedando protegidos para exposiciones posteriores al patógeno", apunta. El doctor Bou confía en que la subida de las temperaturas, con la llegada del verano, pueda darnos una tregua. "Si miramos otros coronavirus parecidos, observamos que cuando están fuera de una célula pierden capacidad infectiva. En este caso, y dado que se transmite a partir de secreciones, cuando caen sobre superficies externas el virus está en el ambiente y es sensible a la desecación, al aumento de la temperatura exterior y a la luz ultravioleta del sol. Desde un punto de vista microbiológico, en verano y con temperaturas más altas, lo previsible es que los virus que salgan de una persona y caigan en superficies externas se inactiven antes, lo que reduciría la transmisión", explica el jefe de Microbiología del Chuac, quien sin embargo no descarta que pueda haber rebrotes a corto plazo, incluso antes del otoño. "Ningún escenario puede descartarse. Es por ello que debemos ser conscientes de lo que hemos pasado y mantener la alerta. La responsabilidad individual de cada ciudadano en el seguimiento de las recomendaciones de Salud Pública es fundamental. Las autoridades dan las indicaciones, pero nosotros debemos seguirlas. Aún no hemos salido de todo esto", advierte.