El sector audiovisual se ha visto envuelto en sus propias ficciones. De un mes para otro, las historias posapocalípticas han dejado de estar solo ante las cámaras, y se han colado entre bambalinas deteniendo grabaciones y anquilosando claquetas. Según cálculos de la Xunta, el parón provocado por el Covid-19 ha supuesto mermas de entre 100 y 120 millones de euros, así como una "pérdida potencial de entre 2.000 y 2.500 empleos" con respecto a la situación previa a la crisis -hasta 11.000 en un "escenario pesimista"-. La fase 1 de la desescalada, que permitirá a partir de mañana la reanudación de las producciones, insufla la esperanza de recuperarse a los estudios, que deberán asumir todo un nuevo manual de prácticas a la hora de entrar en los sets de rodaje.

Las productoras coinciden en que, al principio, serán pocos los que se atrevan gritar "acción". "El que no haya empezado a grabar va a ser precavido. Va a haber un freno durante meses", asegura la directora de Vaca Films, Emma Lustres. La compañía coruñesa es una de las que ha despejado su calendario para el 2020, y no será hasta el año que viene cuando comience a rodar. El aplazamiento les permite planificar cómo llevarán sus ideas al metraje, en un sector en el que la distancia social puede muchas veces tornarse imposible y hacer peligrar las medidas preventivas.

Lo más peliagudo, afirman, será el tratamiento de los actores. "En las películas se mezclan niños y ancianos, se besan, se abrazan... Y en cualquier empleo, si una persona se infecta el resto se va a trabajar a su piso, pero si un intérprete se contagia, se para el rodaje", explica Lustres. Para evitarlo, la responsable ha estado estudiando una serie de medidas con otras asociaciones del sector, en consonancia con lo dictado ayer por el Ejecutivo central. Aún queda para que Vaca se eche a la carretera, pero las pautas ya las tiene claras, elaboradas a partir de los protocolos que se han habilitado en otros ámbitos laborales.

De esta manera el vestuario, por ejemplo, tendrá medidas similares a las tiendas de ropa. El equipo de maquillaje pondrá la vista en las peluquerías, y los decorados, en la construcción. La higiene deberá primar en los trajes y cosméticos de los actores y todos los empleados, salvo frente al objetivo, usarán guantes. Las aglomeraciones también tendrán que despedirse, y se fomentará la compartimentación de las distintas especialidades en el set, de manera que "iluminación, maquillaje y sonido no entren juntos y no se mezcle la gente".

Los profesionales tampoco podrán tocar las cámaras o los focos del otro. El material se desinfectará "un par de veces al día" y se suprimirán las impresiones para evitar el contagio por papel. En los próximos proyectos de Vaca, la productora se hará además con un buen suministro de walkie talkies. "Buscaremos que cada persona tenga uno y se comunique con él. También que la preproducción y posproducción se hagan de forma telemática", cuenta la responsable.

Ante la "nueva normalidad", "algunas producciones están cambiando sus guiones para adaptarlos" y minimizar los riesgos de contraer la afección. Pero no es el caso de la empresa de Lustres, que confía en que el 2021 traiga mejor cara, ni tampoco de Portocabo. La productora asentada en Zalaeta se prepara para reanudar el rodaje de Hierro "lo antes posible", y valora incluso "reforzar el equipo" porque el espectador "podría percibir" cualquier ajuste "que bajara la calidad". Uno de sus fundadores, Alfonso Blanco, apunta que "no sería justo que los trabajadores no pudieran retomar sus contratos", ya que el coronavirus interrumpió la grabación al mes de encender las cámaras.

Para volver a darle al on, la compañía maneja "42 folios de protocolo", que está a la espera que valide el gobierno de Canarias. Entre sus medidas figuran desde la lavandería hasta la desinfección de suelas, y aunque saben que en algunos puntos habrá que ser flexibles -"los actores no pueden llevar mascarilla. Tiene que parecer la vida normal, no el confinamiento"- también son conscientes de que los nuevos pasos "ralentizarán los procesos". En el cine, como en tantas cosas, el tiempo es oro, y el audiovisual "tendrá que adaptarse y apretarse el cinturón". Algunos reclaman que esos gastos extra los cubra la Xunta, como apunta la directora Ángeles Huerta, que se muestra crítica con la actuación de la administración autonómica y exige más iniciativa frente a las decisiones tomadas por el Estado.

"La Xunta tiene que ser proactiva, pero no ha aclarado gran cosa. Tenemos la sensación de que pasan los días y todo nos respira en la nuca, nadie tiene ni idea", apunta la responsable de la Asociación de Directores e Realizadores de Galicia (CREA). En la mano tiene el Plan de reactivación dos sectores cultural e turístico fronte aos efectos derivados da Covid-19, publicado esta semana por el Ejecutivo gallego para "posibilitar el mantenimiento del empleo y el tejido empresarial" en las áreas. Son 74 páginas, pero para Huerta, ambiguas (no se especifican pautas sanitarias, por ejemplo) y con los festivales de música como "grandes beneficiarios". "Son medidas más para la industria que para los creativos, y además muy vagas. Siento que nos han dado una cosa hecha y que no podemos aportar", dice.

En concreto, el programa planea invertir 10,2 millones en cultura hasta diciembre, de los que 3.741.918 euros serán para líneas específicas para el audiovisual. Sus claves son la flexibilización de los plazos de los festivales, la liquidez para empresas y para la asistencia a foros, y la convocatoria de un fondo de coproducción internacional. Huertas valora el incremento en medio millón en las ayudas a la producción, y la cobertura de dos cortos y dos guiones más en las de talento. No ve sin embargo "la relación con el coronavirus", porque "el sector llevaba desde hace años con esos números sobre la mesa".

Uno de los aspectos que más afea el gremio, integrado por más de 150 profesionales en activo, es su ausencia en la reunión que la Consellería de Cultura mantuvo a finales de abril. Huerta asegura que "la administración se vanagloria de que esta propuesta se ha hecho con el consenso de todos y no es cierto" porque entonces "solo se incluyó a Agapi y al Clúster Audiovisual", aunque posteriormente tuvieron lugar otras reuniones a las que sí asistió CREA. Vaca Films y Portocabo, por su parte, consideran que la comunicación con la administración y otras entidades es "activa y fluida", y que las medidas públicas son positivas "si no se retrasan como los ICO". Aunque hay aún agujeros por cubrir, como señala Lustres, que opina que debería haber ayudas al desarrollo.

"Ahora lo que el sector puede seguir haciendo al 100% es desarrollar, y va a haber una necesidad muy grande de ello porque las plataformas se van a ir quedando sin producto", señala la directora, que cree que los primeros rodajes serán de pequeños proyectos de publicidad. La ficción también tardará en llegar según Blanco, que prevé incluso una demanda mayor bajo el nuevo panorama. El profesional pide ventajas fiscales para atraer los rodajes a Galicia, una exención en consonancia con la que reclama Huerta.

La directora comenzará a grabar el próximo febrero el filme gallego-portugués O corpo aberto, y le gustaría contar con "medidas específicas para autónomos del audiovisual". Demanda además la constitución de una Galician Film Commision apoyada por la Xunta, a la que censura "meter cultura y turismo en el mismo saco", y confiar en exceso en el Xacobeo 2021 para su plan de reactivación.