Los Soportales de Betanzos resumían ayer la jornada de contrastes que marcó la entrada en la primera fase de desescalada en la comarca. Mientras que algunos locales permanecían con la persiana bajada, terrazas colindantes bullían de animación. En el puerto de Santa Cruz, otro punto tradicional de terraceo, los bares seguían cerrados a pesar de que el tiempo acompañaba. "Si está cerrado aquí, no abren en ningún lado", comentaba sorprendido un viandante. Las mesas ya estaban desplegadas en el hotel Noa, pero no entrarán en servicio hasta el 25 de mayo. "De momento la incertidumbre es enorme y no compensa salir del ERTE, no tenemos el sol garantizado", explica su director, Iago López, que incide en que todavía acababan de recibir los protocolos. En otros bares de Santa Cruz, en cambio, se atrevían a abrir, sus puertas, aunque tímidamente. El 13 desplegaba sus mesas al mediodía para dar servicio unas "horas", aunque sin dar de alta todavía al personal acogido al ERTE. O La+, cuyos propietarios se afanaban en limpiar hasta el último rincón con vistas a abrir por la tarde. Una de las zonas hosteleras más concurridas y con mayores terrazas de O Burgo permanecía ayer sin actividad. Enfrente, Sergio Martínez reabrió con éxito su terraza de La Palma. "En casa hay menos ingresos. Y al parecer apetece la cervecita", comentaba el empresario. En la animada terraza del Café Central, su propietaria, María Arcay, celebraba el buen tiempo y agradecía que el Concello permitiese ganar espacio para las terrazas. En el paseo de Sada, se repetían los contrastes. Bares cerrados y otros con terrazas a tope.

En municipios del rural, como Oza-Cesuras o Curtis, las verjas bajadas fueron la tónica predominante. Mientras que en la hostelería la jornada estuvo marcada por los contrastes, en el comercio todo era incertidumbre. Los empresarios consultados se debatían entre los que ven el vaso medio lleno, como los comerciantes de Curtis, y los que echan en falta más clientela, aunque todos coinciden en que necesitaban abrir ya las puertas. Son días de nervios en los que todos cruzan los dedos, confían en el apoyo al pequeño comercio y ponen el acento en garantizar la seguridad.