Ni normalidad ni paralización: Francia entró ayer en una especie de limbo en el que ya no rigen las reglas del confinamiento pero tampoco la actividad retomó sus constantes vitales. Los comercios abrieron, en teoría, porque en la práctica gran parte de ellos permanecen con la persiana echada.

También los colegios volvieron a funcionar, aunque para que los profesores y responsables organicen el regreso muy paulatino de alumnos a partir de mañana .

Los atascos regresaron a las carreteras de entrada a las grandes ciudades y a las principales arterias de París, pero en mucha menor medida que los habituales en cualquier lunes laborable.

Esa sensación de ambigüedad prevalecía por todas partes: difícil comparar la jornada a un día de la normalidad preCovid ni tampoco a la sensación de marasmo que vivió Francia en el confinamiento. Ayer registró 263 muertes, lo que eleva el total de fallecimientos a 26.643. Un repunte con respecto a las 70 muertes del pasado domingo.