Era ya la hora de comer y varios cambreses nutrían aún la terraza de O Porqué, casi enfrente de la iglesia románica, en el centro de Cambre. "Hubo más gente de la que esperábamos. Se nota que aún hay miedo y la gente vino repartida, pero constante", celebra el propietario, Celestino Pérez, quien cree que su local es "el único que abrió en todo el núcleo de Cambre". "Hay que limpiar todo y da trabajo. Y la gente aún no está del todo concienciada. Algunos se enfadan por esperar mientras limpio", afirma.