"Cuando llegamos por la mañana, antes de abrir al público, ya teníamos doce personas en la puerta esperando a ser atendidas, sobre todo, por roturas y para arreglos de gafas y audífonos", explicaba ayer Rocío Silvarredonda, del General Óptica de la calle Barcelona, que esperaba por todo el material de desinfección antes de abrir las puertas de la tienda. Las lentillas las sirvieron a domicilio durante la cuarentena.