Marta Jiménez comenzó la carrera de Magisterio en plena crisis económica, en 2008. Ahora lleva un tres años seguidos en su empleo de orientadora laboral. La reciente crisis desatada por el coronavirus no ha tocado, de momento, a su trabajo, pero sí a su plan de emanciparse. "Tengo una niña de 3 años y me lo estaba planteando, ahora lo veo complicado", señala. Su propósito queda en stand by hasta que pase la marejada. Como ocurrió hace doce años, la crisis vuelve a cebarse con los jóvenes. Fundamentalmente, porque son los que sufren una mayor precarización laboral. "El problema es que los jóvenes estamos en una situación de especial vulnerabilidad y parece que no le importamos a nadie", añade.

El estudio divulgado ayer por este diario -un informe elaborado por el sindicato CCOO y que retrata los efectos de la pandemia en el mercado laboral gallego-, establece tres pautas claras. La primera es que el virus ataca más al empleo que a la salud de los jóvenes. Galicia cuenta con 46.117 desempleados menores de 34 años, un 27% más que en febrero, cuando aún no se había decretado el estado de alarma. El paro entre los menores de 40 años afecta a 67.635 gallegos, un 25% más que hace dos meses. Los primeros Millennials, es decir, los nacidos a partir de 1980, bordean ahora esa edad y es la segunda crisis económica que viven en poco más de una década. "Se habla de que somos una generación perdida", señala Jiménez.

El coronavirus afecta a todos los sectores y grupos de población, señala el estudio elaborado por la secretaria de Emprego de CCOO, Maica Bouza, pero sobre todo a los gallegos con contratos temporales vinculados al sector servicios. "Ya advertimos hace tiempo que la precarización y un sector servicios fundamentado en la baja cualificación no es el camino", señala Bouza. La diferencia entre la crisis de 2008 y la de 2020 está en la respuesta. "Entonces provocó una migración al exterior porque los países de nuestro entorno no salieron tan perjudicados como España por el estallido de la burbuja inmobiliaria", señala. "Ahora, todavía está por ver el impacto del Covid-19 tanto en nuestra economía como en la de los otros países europeos, sobre todo Alemania", comenta. Bouza también sostiene que frente a la crisis de 2008, marcada por los recortes, ahora existe una voluntad de los gobiernos por amortiguar la destrucción de empresas y empleo con inyecciones públicas.

La economista Patricia Muíño, directora de la escuela de negocios EF Business School y de la Fundación Venancio Salcines, rechaza la etiqueta de "generación perdida" referida a los Millennials. "Al revés, saldrán fortalecidos", comenta. Al menos en el caso de los jóvenes con cualificación académica. Una de las funciones de la Fundación es apoyar a los alumnos de la escuela de negocios en su salida profesional, lo que le lleva a relacionarse con los servicios de recursos humanos de más de 350 empresas gallegas, además de gestionar su propio sistema de becas.

"El 2008 fue una situación dramática, muy perjudicial para el mercado laboral. No digo que ahora no vaya a tener consecuencias negativas, pero el mercado ya no es igual. En pleno periodo de confinamiento gestionamos diez procesos de selección con seis incorporaciones. No es lo habitual en nuestro caso, suelen ser bastantes más, pero dadas las circunstancias en que nos encontramos está bastante bien. Lo que no manejamos es la situación de aquellos jóvenes que no se formaron y acceden a sectores refugio como la hostelería o la construcción", argumenta . "Esta crisis que se empieza a gestar o que aún está por llegar no va a ser tan sangrante como la del 2008; los departamentos de Recursos Humanos nos siguen llamando y sigue habiendo incorporaciones", explica antes de señalar que reciben peticiones de sectores como el tecnológico, el biotecnológico, el alimentario, la limpieza o los recursos financieros.

En cuanto a las becas, reconoce que las empresas, muchas de ellas en fase de aplicación de ajustes temporales (ERTE), las han suspendido las becas de forma provisional. "El mensaje que nos transmiten es el siguiente: interrumpo la beca debido a la incertidumbre actual, pero el objetivo es continuarla cuando me estabilice. No nos dicen: me deshago del becario porque no quiero seguir formando. Las empresas necesitan nuevos talentos, nuevas ideas para su negocio. Han abierto un paréntesis porque vivimos un momento de excepcional. o percibo una situación catastrofista como la de 2008, cuando no surgían oportunidades", comenta antes de constatar que "la precariedad laboral sigue latente y acabar con ella es un trabajo de fondo".