"La crisis y el confinamiento pueden haber tenido un impacto importante en la salud psicosocial y mental de los menores y las escuelas deberán estar preparadas para detectar posibles trastornos y proporcionar la ayuda y recomendaciones necesarias. La ayuda deberá extenderse también al personal adulto de la escuela". La advertencia es de la Asociación Española de Pediatría y, aunque la Consellería de Educación no alude a ella, refleja una preocupación similar al constituir, como hizo ayer, un Comité de Expertos para o Coidado do Benestar da Comunidade Educativa con una misión: elaborar una estrategia para afrontar el próximo curso "desde el ámbito de la salud emocional", teniendo en cuenta "la situación de crisis derivada de la pandemia de la Covid-19".

El curso que viene, cuya organización todavía está en el aire y que abordarán hoy entre Gobierno y comunidades, no será uno más. La Xunta así lo cree dado que prevé que, arranque como arranque y cuando arranque, "tenga un carácter extraordinario" y entiende que requerirá de la "estabilidad emocional de todos los miembros de la comunidad educativa como clave para afrontar y desarrollar el proceso de enseñanza y aprendizaje con éxito". De ahí, según explicaban ayer desde la Consellería de Educación en un comunicado, la "relevancia" del bienestar emocional y la justificación para poner en marcha un programa específico destinado a protegerlo tanto entre los alumnos como entre docentes y los progenitores.

Aunque en próximas semanas el comité creado ayer irá "afinando" sus aportaciones, la conselleira de Educación, Carmen Pomar, avanzaba que trabajará en tres frentes, el primero de ellos elaborar un documento marco que se distribuirá en todos los centros y que abordará las "consecuencias" sobre la comunidad educativa de la nueva realidad derivada de la pandemia. En concreto, explicó Pomar, se busca el "cuidado emocional" y se trabajará básicamente en tres emociones que, señala, hay que "saber canalizar, manejar y gestionar", y que serían "el miedo, la tristeza e incluso la ira y el enfado contra la situación".

Además, señala, dicho documento deberá tener en consideración "el nuevo marco de las relaciones sociales" que se establecerán en las aulas y que estará "muy supeditado", según avanzó la conselleira, "al distanciamiento físico que viene marcado por las condiciones sanitarias" para prevenir contagios. Añadió que un tercer frente es la actuación en lo que tiene que ver con los valores, que también sufrirán, avisó, "modificaciones". En ese sentido, aludió a que conductas como generosidad o colaboración deberán desvincularse de acciones como "compartir materiales" o estar "demasiado cerca incluso en los espacios de ocio y tiempo libre". "Habrá que reorganizar", señaló, y eso conlleva una "preparación psicológica previa" de toda la comunidad educativa.

Las actuaciones incluirían en un segundo frente una guía de actividades para el aula que ya empezaría a aplicarse a principios del próximo curso escolar a cargo de los tutores y que tendría como meta, explican desde Educación, "reforzar y compensar los desajustes emocionales que esta situación emocional pueda ocasionar en este tiempo de reanudación de la actividad lectiva".

En tercer lugar, explicó Pomar, se incorporarán a los planes de formación de la Consellería temas vinculados a la situación de pandemia y de confinamiento y al cambio que supone el pasar de "una enseñanza absolutamente presencial" a otra a distancia. Y no solo para docentes, también para familias y alumnos.

Se trata, señalan desde la Xunta, de dotar a toda la comunidad educativa de pautas y recursos que permitan cuidar su equilibrio emocional y personal para favorecer y acompañar en la gestión de las emociones y conductas del alumnado. Asimismo, se va a poner a disposición de los centros educativos un equipo de especialistas para "intervenir" en situaciones de vulnerabilidad y riesgo.