Abril de 2020 fue el mes del confinamiento. No se crearon empresas, no se vendieron coches, no se tomaron cafés en los bares ni se salió a pasear. Buena parte de los productos y servicios que tiran de la cartera no estuvieron disponibles, así que la tarea del Instituto Nacional de Estadística (INE) para estimar en cuánto se encareció o abarató el coste de la vida -que no se pudo casi disfrutar- ha sido hercúlea. Algunos bienes fueron una ganga intrascendente, como los combustibles, con los coches en los garajes; otros, como los alimentos, se acercaron más a valores gourmet. Porque en el mes de abril la alimentación y las bebidas no alcohólicas elevaron sus precios en un 1,7% respecto al mes anterior: es casi seis veces más que el alza general de la inflación, de tres décimas. Solo la presión a la baja de la energía y los carburantes -gasolinas, calefacción, electricidad- dejó el IPC en valores mensuales tan bajos. Los alimentos frescos, con mil dificultades para llegar de su origen a las baldas de los supermercados, siguieron otro camino.

Productos no elaborados

En su conjunto, los productos no elaborados se encarecieron cerca de un 7% respecto al mismo mes de 2019, el doble de la estimación inicial del servicio de estudios de Funcas. En cuanto a la evolución mensual, las legumbres y hortalizas frescas protagonizaron la mayor escalada. En Galicia se encarecieron en más de un 11%; fueron, sin duda, los alimentos que experimentaron una mayor alteración en los precios durante la cuarentena.

Pero hubo muchos más. De hecho, y de acuerdo al desglose de datos elaborado por el instituto estadístico gallego IGE, en abril solo bajaron los precios las carnes de cordero y cabra. Un 3%. El pan y los frutos secos se mantuvieron igual que en marzo -aunque más caros que en abril del año pasado-, pero los demás resultaron en su totalidad más caros.

El pescado fresco y congelado -para quien el sector ha vuelto a reclamar una reducción del IVA, hasta el 4%- se anotó un alza de casi tres puntos, la misma que se anotaron las patatas y casi a la par que el azúcar y los derivados de los productos lácteos (2,6%); otros preparados alimenticios -agrupa productos como sopas, alimentos para bebés, salsas o sin gluten- costaron otro 2,3% más.

En algunos de ellos los precios subieron significativamente más en Galicia que en el conjunto del Estado: los huevos se encarecieron en tres décimas en todo el país, cinco veces menos que para los consumidores gallegos; el agua mineral y los refrescos subieron en la comunidad un 1,8%, frente al 0,2% del conjunto del Estado.

Mayo de alivio

La previsión de Funcas (el think tank dedicado a la investigación económica) es que las tensiones sobre los bienes de alimentación se alivien ya en el mes de mayo, con un alza media del 0,5%, aunque los pronósticos chocan constantemente con la imprevisibilidad de la pandemia. En todo caso, las expectativas acerca de una recuperación del precio del petróleo dejarán el coste de la vida a cierre de año casi en plano, según estos mismos expertos, con un 0,2% anual; el de los alimentos frescos rebasará el 5%.