María L. (nombre ficticio) es una de las cientos de personas que han decidido desconfinarse a su ritmo. Pese a que desde el pasado 2 de mayo es posible salir a pasear o hacer deporte en determinadas franjas horarias, esta treinteañera de A Coruña no dio su primera caminata fuera de casa hasta este miércoles. Lo hizo temprano, a las 09.00 horas, para evitar encontrarse con una calle masificada de viandantes. "No salí hasta ahora porque prefería que se calmara la cosa ya que al principio la gente salió un poco a lo loco", explica esta joven coruñesa, quien reconoce que tiene miedo al coronavirus, "pero más por traer el virus a casa y contagiárselo a mi familia" que por poder padecer la enfermedad ella misma.

Aunque durante el confinamiento sí salió de casa para hacer la compra o los recados que estaban permitidos -una situación que al principio le inquietaba pero que ahora lleva mejor al ver las medidas de seguridad que se han tomado y las que sigue a rajatabla-, María L. reconoce que no piensa seguir el ritmo de desconfinamiento que marcan las fases del Ministerio. "El ritmo de desescalada iré una fase o fase y media por detrás de lo que vayan indicando hasta que la gente esté más calmada", asegura esta joven coruñesa.