Ni una, ni dos, ni tres. En los dos meses de estado de alarma, decretado el pasado 14 de marzo, un total de 20 conductores fueron interceptados en las carreteras gallegas por saltarse las restricciones de movilidad en al menos cuatro ocasiones. Excusas de los más vario pintas que llevaron al Sector de Tráfico en Galicia a establecer un protocolo de actuación por el que, además de la correspondiente multa (600 euros la primera y una media de 1.500 euros las siguientes), también se decomisa el vehículo a este perfil de riesgo para evitar que siga al volante. A las tres denuncias administrativas por saltarse el confinamiento con viajes no permitidos, los agentes informan al conductor de que si reitera la infracción puede constituir un delito de desobediencia. En consecuencia, a la cuarta se enfrenta a la retirada del arma del delito para impedir que nuevamente se salte la cuarentena. De los 20 multirreincidentes interceptados en Galicia por ponerse al volante pese a no estar permitido -17 en la provincia de Pontevedra y tres en la de A Coruña-, hubo un infractor sorprendido hasta en siete ocasiones. Fue el primero al que se le retiró el vehículo por estos hechos y por los que se enfrenta a un cúmulo de sanciones por un importe que alcanza los 9.600 euros.

De media, las patrullas interceptaron cada día en la red viaria de la comunidad a más de un centenar de conductores y pasajeros por incumplir las limitaciones en los desplazamientos por carretera. Bien es cierto que a medida que transcurrió el estado de alarma, el balance de incumplidores fue descendiendo. El grueso de interceptados se concentró en los momentos graves de ingresos masivos en urgencias.

El caso más grave detectado en Galicia fue el de un conductor de la zona de Ferrol. "Fue el detonante que nos obligó a tomar esta medida (del decomiso)", explica Héctor Teixeira, guardia civil en el Sector de Tráfico de Galicia. Hasta siete veces fue descubierto saltándose el confinamiento en diferentes municipios. "Sin tomar ninguna medida de protección, en una ocasión había recogido a una chica en una parada de autobús para llevarla al supermercado desde Narón a Ferrol", detalla Teixeira. La respuesta a la hora de ser requerido por los agentes en un dispositivo de vigilancia por el Covid-19 fue tajante. "No pienso quedarme en casa, iré donde quiera cuando quiera. ¿Qué vais a hacer para impedirlo", les dijo a la patrulla cuando le dieron el alto. Este infractor fue el primer conductor gallego al que la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en Galicia le decomisó el vehículo.

Protocolo de actuación

A partir de ese caso se elaboró un protocolo para acreditar los incumplimientos de movilidad en carretera. "Se investigó y detuvo a los especialmente graves para la salud por sus reiteradas infracciones. La experiencia del seguimiento a los usuarios de riesgo en materia de seguridad vial nos dio los protocolos de actuación. Nos servían, en ambos casos ponían en riesgo a los demás. Simplemente hubo que cambiar el delito contra la seguridad vial por el delito de desobediencia", comenta Teixeira sobre el protocolo de decomiso dirigido a quienes incumplen en al menos cuatro ocasiones el estado de alarma, un sistema pionero en España.

El análisis de información y el cruce de datos, según destacan desde el Sector de Tráfico en Galicia, les permitió en algún caso prever los movimientos del infractor.

De los 20 reincidentes interceptados en las carreteras gallegas, finalmente jueces y fiscales decretaron el decomiso del vehículo a tres conductores -dos de la provincia de Pontevedra y uno de la de A Coruña--. Pontevedra concentra el grueso de los incumplimientos durante el estado de alarma: 13 investigados (detenidos y puestos en libertad por tener domicilio conocido y carecer de antecedentes) y cuatro detenidos y puestos a disposición judicial por tener antecedentes y/o domicilio no conocido. En la provincia de A Coruña se produjeron tres detenciones. Ninguno acabó en prisión. Una de las posibles causas del abultado número de casos de reincidentes en las carreteras pontevedresas es el desplazamiento a zonas residenciales.

"Se trata de gente que incumplía sistemáticamente las restricciones de movimientos establecidas en el decreto de alarma. Especialmente en los momentos más críticos. El éxito de que la mayoría de la gente se quedase en casa era que sabían que nos encontrarían en carretera"; destaca Teixeira.

"Desde la Agrupación de Tráfico -concluye- nos volcamos en materia de seguridad ciudadana, especialmente en los momentos en los que la circulación bajó a niveles insospechados (llegó a desplomarse hasta un 95%). Nuestro objetivo pasó de facilitar la circulación y evitar los siniestros, como objetivo principal, a restringir la movilidad para evitar la propagación del virus y evitar ingresos en los hospitales".