Cerca de 200.000 alumnos, de los dos últimos cursos de secundaria (16 y 17 años), volverán hoy a clase con medidas de protección, como el uso obligatorio de mascarillas y la reorganización de horarios y espacios para asegurar el distanciamiento entre estudiantes.

Los alumnos de 11º y 12º curso -previos a los estudios superiores- y de los equivalentes de los ciclos profesionales regresarán al instituto, donde encontrarán un escenario muy diferente al que dejaron hace dos meses, cuando se suspendieron las clases presenciales.

A partir de hoy, tendrán que seguir las lecciones con el uso obligatorio de mascarillas, que se repartirán por los centros educativos, y deberán lavarse las manos al entrar y al salir de la escuela.

Para reducir al mínimo el contacto, los alumnos se organizarán en grupos con horarios de clase, descansos y períodos para comer propios, para no cruzarse con los demás, y utilizarán siempre la misma sala. Las clases deben darse en espacios lo más amplios posibles y, si es posible, cada grupo deberá tener una zona específica de la escuela en la que poder circular sin cruzarse con el resto de alumnos.

En las clases, debe haber una distancia de al menos 1,5 metros entre los estudiantes, por lo que las mesas se pegarán a las ventanas y las paredes para que queden lo más separadas posible.

Con estas medidas, Portugal espera reducir al máximo el riesgo de contagio para miles de alumnos que cursan lo que el Gobierno considera "años decisivos" para el acceso a la enseñanza superior y su ingreso en la vida activa.

El resto de estudiantes terminará el curso con formación a distancia en casa a través de clases virtuales y de las lecciones televisivas de la "telescuela" que se imparten desde hace casi dos meses.

El regreso a las clases forma parte de la segunda fase de desescalada en Portugal que arranca hoy, cuando también abrirán las guarderías, aunque durante las primeras dos semanas se mantendrán las ayudas económicas a los padres que prefieran mantener a sus hijos en casa.