Ante un escenario "tan duro e incierto" que ha propiciado el estallido de la crisis del coronavirus, el sector de la construcción en Galicia se presenta como "palanca" para la reactivación económica y del mercado laboral. No reclaman ayudas para sobrevivir al Covid-19, que ha dejado un cuatrimestre con un desplome de la obra pública de casi el 30%, sino que las administraciones apuesten por la inversión en infraestructuras. "En la medida que esta apuesta gane la batalla a la de la política cortoplacista de gasto, el país saldrá antes de esta situación", defiende el presidente de la Federación Gallega de la Construcción, el coruñés DiegoVázquez Reino.

De no haber sido por el coronavirus, ¿qué expectativas tenía el sector para este año?

Nuestra previsión era la de un año, en lo que a licitación pública se refiere, muy parecido al anterior, que junto a 2018 fueron los mejores de los últimos años. Sobre los datos del primer cuatrimestre, con una bajada respecto al año anterior del 28%, destaca el impulso de la Xunta y la mejoría de la Administración central en detrimento de la local, que ha minorado sus inversiones un 50%. En todo caso, debo destacar un importante impulso en los procesos de licitación, fundamentalmente en la administración autonómica y las entidades locales. Estas últimas tendrán un papel decisivo en la medida que liberen parte de sus remanentes y superávits. De materializarse esta demanda histórica, su aportación será tan decisiva que puede garantizar la supervivencia de pequeñas empresas y autónomos y, en consecuencia, los puestos de trabajo aparejados y que tienen en el ámbito local su nicho de mercado y su refugio.

¿Cuáles han sido las primeras consecuencias de la pandemia en construcción en Galicia?

Siendo respetuoso con todos los sectores que están sufriendo esta crisis de manera intensa y descarnada como puede ser el turismo, hostelería o la automoción, en cierta medida somos unos privilegiados por haber podido ejercer nuestra actividad salvo en el periodo del permiso retribuido regulado con una cierta normalidad. Evidentemente después de asumir todas y cada una de las medidas de prevención y seguridad en nuestras empresas.

¿El mayor impacto ha sido el desplome de obra pública o las reformas y nuevas promociones?

Nos preocupa mucho la situación de las obras de iniciativa privada que fundamentalmente dependen de la decisión de los promotores sobre su continuidad y la materialización de nuevos proyectos. Hemos pedido toda la diligencia posible y toda clase de facilidades a nuestras administraciones para agilizar y flexibilizar los procedimientos relacionados con la tramitación de licencias, permisos y autorizaciones. También debemos poner en valor la respuesta de muchas administraciones locales en este cometido.

¿En qué porcentaje ha caído en estos dos meses de alarma la producción en Galicia?

Hay que diferenciar el primer mes de este estado de alarma, en el que la productividad no superaba el 60%, del segundo mes, que ha ido creciendo paulatinamente toda vez que nos hemos adaptado al nuevo escenario y a las medidas de seguridad que hemos implantado. Hemos llegado a un nivel de producción más próximo al 100%, probablemente entre un 80 y un 90% dependiendo de la tipología de obra. En este segundo tramo y gracias a un trabajo intensísimo de nuestras organizaciones patronales en colaboración con la Xunta en primera instancia y el compromiso de otras administraciones se ha conseguido levantar esas suspensiones de las licitaciones públicas en Galicia cuando en el resto de España aún no se contemplaba. Por ello no dejaremos de agradecer el papel fundamental que ha tenido la Consellería de Infraestruturas y particularmente Ethel Vázquez y su equipo en la gestión de esta crisis y cuyo impulso ha sido fundamental para la reactivación de nuestra actividad.

¿Los números rojos llegaron al pico y empiezan la desescalada?

A este respecto quiero hacer mención a una demanda de nuestras organizaciones patronales en los últimos años y que se centraba en la falta de rentabilidad, lastrada principalmente por una guerra de precios fomentada por una normativa estatal en materia de contratación que primaba sin escrúpulos los criterios económicos sobre cualquier otra consideración. Con el estallido de esta crisis, sin precedentes, nunca hemos hablado de balances económicos ni de cuentas de resultados. Nuestro compromiso es contribuir a la superación de esta crisis, particularmente mediante el mantenimiento y la creación de todos los puestos de trabajo posibles en un escenario tan duro e incierto. La construcción, como industria esencial del país, va a jugar un papel fundamental como palanca para la reactivación económica y del mercado laboral propiciada por su capacidad, acreditada, de adaptación y respuesta en periodos de crisis.

¿Cuánto calculan que durarán los efectos de la pandemia en el sector y cómo esperan que sea la "nueva normalidad"?

En un contexto de incertidumbre en el ámbito privado que naturalmente está supeditado a la situación económica del país, es el momento de las administraciones públicas, de apostar decididamente y de manera urgente por la inversión pública en infraestructuras En la medida que esta apuesta gane la batalla a la de la política cortoplacista de gasto, el país saldrá antes de esta situación y antes recuperemos los indicadores previos a la pandemia.

¿Ya hay empresas que han tenido que acudir a despidos?

La presentación de ERTE o de despidos no ha sido significativo. Nuestro sector no reclama ayudas ni incentivos. Simplemente con la contratación de carga de trabajo en condiciones justas estaremos en disposición de cumplir con todos los compromisos en materia fiscal, laboral y de pago a proveedores. Fundamental en estos momentos.

¿Qué diferencia esta crisis de la de 2008?

Nada tienen que ver. Esta es una crisis ocasionada por una paralización de la economía total o casi total derivada de una crisis sanitaria horrible y que ha afectado a todo el planeta. Con respecto a la construcción en la del 2008 se nos identificó como causa injustamente y como un problema. En esta crisis humildemente pensamos que podremos ser una de las soluciones

¿Ha sido la inyección de la Xunta de 180 millones a obra pública en plena pandemia el salvavidas del sector?

El papel de la administración autonómica para limitar el impacto de esta pandemia en el sector es fundamental. No solo por la firme decisión de mantener su política inversora que se puede comprobar en los datos sino porque en un momento en que existía una posición cerrada en la paralización de los procesos de licitación, el Consello de la Xunta a instancias de los servicios jurídicos y a petición de la Consellería de Infraestruturas levantó esta prohibición para las obras de interés general cuando en el resto del país ni se contemplaba. Esta decisión fue continuada en el tiempo por otras administraciones como zona Franca de Vigo o ciudades como A Coruña. En este momento debo decir que la actividad licitadora está siendo intensa y solo falta el empujón decidido de las otras grandes ciudades como Lugo, Ourense, Pontevedra y Vigo , y por supuesto de la administración del Estado en Galicia

¿La pandemia pasará menos factura al sector en Galicia que en otras comunidades?

Soy optimista. Y lo justifico por dos motivos. El primero, porque el sector ha demostrado una unión y una responsabilidad nunca antes alcanzada por nuestras organizaciones y quiero aprovechar para felicitar a mis compañeros de las cuatro patronales provinciales por demostrar una lealtad, compromiso y altura de miras. En segundo lugar porque en Galicia se han adoptado medidas mucho antes que en otros territorios que nos va a permitir afrontar con más garantías los retos que tenemos por delante.