Italia, el primer país del mundo en declarar el confinamiento en todo su territorio por el coronavirus, entró ayer en una decisiva fase de su desescalada con la reapertura casi total de los negocios y actividades y el levantamiento de muchas restricciones de movimiento.

El 70% de los pequeños comercios como tiendas, bares, restaurantes o peluquerías de Italia abrieron después de dos meses con la persiana bajada. "Serán meses muy duros y complejos, no debemos ignorarlo", advirtió, no obstante, el primer ministro, Giuseppe Conte, al considerar la reapertura como un "primer paso" hacia "una cotidianeidad literalmente cambiada".

Casi tres meses después de que saltaran todas las alarmas con la detección del primer caso local de coronavirus en el pueblo de Codogno (en la norteña región de Lombardía), diez semanas de bloqueo, un cuarto de millón de contagios y 32.000 fallecidos, las ciudades volvían ayer a la vida con medidas de precaución.

Hoteles, museos y hasta las playas se sumaron a los lugares abiertos desde el comienzo de la emergencia sanitaria, como tiendas de alimentación o farmacias. También se reanudaron las misas, con medidas de seguridad, distancias y mascarillas. El 3 de junio Italia abrirá sus fronteras con los países de la Unión Europea, sin necesidad de guardar cuarentena.