Brasil es ya el tercer país más afectado por el Covid-19, tras superar a Reino Unido en número de casos, y la tendencia es que los números de contagiados y muertos sigan creciendo de forma exponencial hasta julio, para cuando se espera el pico de la curva de incidencia. Según el último boletín del Ministerio de Salud, el número de casos en el gigante latinoamericano ya llega a 254.220.

Con una acentuada curva ascendente en los últimos días, Brasil superó hace una semana en número de contagiados a Alemania (176.551) y a Francia (179.693), y el viernes dejó atrás a Italia (225.886) y España (231.606).

Y la tendencia es que en pocos días ascienda al segundo lugar, ya que las cifras tienden a subir en Brasil, un país con 210 millones de habitantes, graves desigualdades y un sistema de salud con carencias, mientras que en la mayoría de los países europeos las curvas ya son descendentes.

En cuanto al número de muertes, Brasil acumula 16.792, de las cuales 674 fueron registradas en la última jornada, pero está en el sexto lugar en la lista de países con mayor número de víctimas y lejos del quinto, España, con 27.709.

Pese a que las autoridades brasileñas esperaban inicialmente el pico de la curva en mayo y los gobiernos regionales llegaron a pensar en levantar las restricciones este mes, las cifras indican que aún faltan algunas semanas para alcanzar el máximo de infectados, por lo que las medidas de distanciamiento social fueron prorrogadas.

Ante la falta de acción del Gobierno federal y con un presidente, Jair Bolsonaro, contrario a adoptar medidas de confinamiento por considerar que dañarían en exceso la economía, las autoridades estatales y municipales apelaron al Tribunal Supremo, que decidió otorgar plenos poderes a gobernadores y a las autoridades municipales para definir sus propias medidas para contener la epidemia.

Es precisamente en dos de los estados más afectados por la pandemia, Sao Paulo y Río de Janeiro, donde sus gobernadores anunciaron la semana pasada que no acatarían el nuevo decreto de reapertura de servicios esenciales, al considerar que algunos de los mismos, como gimnasios, peluquerías y centros de belleza, no se correspondían con tal definición y que por tanto deberían permanecer cerrados.

Dicha medida pilló por sorpresa al hasta hace pocos días ministro de Salud, Nelson Teich, quien presentó su dimisión después de un mes en el cargo tras sustituir a Luiz Henrique Mandetta, firme defensor de las medidas de cuarentena y en constante tensión con Bolsonaro.

Era notorio que Teich, quien no ofreció muchos detalles sobre su dimisión, no compartía las tesis de Bolsonaro sobre el uso de cloroquina. El presidente ordenó aumentar su producción y quiere forzar el uso de este antipalúdico para todos los contagiados en el país.

Ayer, tres de las principales entidades médicas de Brasil desaconsejaron el empleo de este medicamento. Según un informe elaborado por 27 especialistas, las evidencias sobre su eficacia con el Covid-19 son "débiles" y, en cambio, tiene graves efectos colaterales, como arritmia cardíaca.