Los países nórdicos estudian reabrir primero sus fronteras internas, como parte de la progresiva reapertura de la vida pública frente a la pandemia de Covid-19, aunque la situación de Suecia, con un índice de mortalidad muy superior, ha despertado recelos en sus vecinos.

Mientras el resto de países de la zona han reducido los contagios y muertes, Suecia mantiene su línea suave, con muchas recomendaciones y alguna prohibición. No ha cerrado ni escuelas ni restaurantes aunque ha restringido concentraciones, tiene una tasa de 36,31 muertos por 100.000 habitantes, tres veces más que Dinamarca, siete que Finlandia y ocho que Noruega.