Kai Kupferschmidt se preguntaba esta misma semana en la revista Science por qué parecía que unos pacientes de Covid-19 infectaban a muchos mientras que otros no diseminaban nada el virus. Recientemente, en esta revista y en Nature se citaba a Gabriel Leung, de la Universidad de Hong Kong: "Estamos realmente viendo grupos de gente donde una pequeña proporción de personas es responsable de una gran proporción de infecciones".

También se hablaba de las estimaciones de Adam Kucharski, profesor asociado de matemáticas de la London School of Hygiene and Tropical Medicine (Lshtm), que barajaba que "probablemente alrededor del 10 por ciento de los casos del nuevo coronavirus llevaron al 80% de la propagación" del SARS-CoV-2.

En un artículo en Nature, apuntaban la posibilidad de que hubiera individuos que infectasen a muchos de coronavirus mientras que otras personas con el virus no lograron transmitirlo a otras.

Esto explicaría que la cadena de transmisión se apagase en algunos infectados que no llegaron a propagar el virus en brotes masivos.

En el artículo echaban mano de una metáfora poética para explicarlo: "Es como si la epidemia china fuese una gran hoguera que enviase chispas volando por el mundo, la mayoría de ellas simplemente se apagó".

Buscando la respuesta, algunos científicos se han estado preguntando cuál es el factor k ( dispersion factor, en inglés) del nuevo coronavirus. Cuanto más bajo es el número, mayor transmisión hay desde un pequeño número de personas. Esta circunstancia supondría que el coronavirus se asienta en un país tras varios intentos previos fallidos.

Kucharski sitúa el factor k del SARS-CoV-2 en 0,1; mientras que otros autores científicos fijan en 0,16 el factor k del SARS y en 0,25 el del MERS, lo que evidencia que el nuevo coronavirus echa mano de los denominados supercontagiadores.