Lo ocurrido en muchas residencias de mayores, donde han muerto miles de personas, ¿era inevitable, por las características del virus y de las propias residencias?

Tenemos un problema con los cuidados de larga duración en España. No tienen el nivel que se requiere, en términos generales. Hay residencias que están muy bien y otras que dan mal servicio. No hay algo homogéneo, hay realidades distintas. Se sabía de las debilidades del sistema, de la falta de espacio, de debilidades de formación de algunos profesionales, las habitaciones dobles donde es imposible el aislamiento, de un modelo con poca capacidad de personalización? Y no se había reaccionado. Se nos han roto las costuras. También ha pasado en Francia, Italia y Reino Unido, y en ningún sitio se ha cuestionado como en España. Aquí se ha dicho que hay que sanitarizar las residencias, convertirlas en hospitales, ¿no?

Sí, se ha insistido en eso.

Es un error. Las residencias tienen una sola misión, maximizar la vida. Cuando no puedes vivir en tu casa vamos a unos centros a que nos apoyen para realizar la vida que queremos. Para poder maximizar la vida, aunque tengamos un poco de demencia, problemas físicos, o una demencia de mucho cuidado. Los broncodilatadores hacen posible la vida, igual que los médicos, los psicólogos y otros apoyos, pero no son la vida. La vida son nuestras relaciones, proyectos, amores? Sanitarizar las residencias no es la solución. Hay que tomar medidas que apoyen la vida en negrita y subrayado: lo que te gusta hacer, las aficiones... Eso no quiere decir que no haga falta mayor atención sanitaria en las residencias, pero pasamos de un extremo al otro. Puede ser que en las residencias haya más contagios porque hay una acumulación de personas, pero no podemos pensar que todo lo solucionamos sanitarizando las residencias.