Un grupo de investigadores del Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares (Ciqus) de la Universidade de Santiago (USC) ha logrado sintetizar el concepto espacial en el citoesqueleto, la sofisticada maquinaria compuesta por vigas moleculares que sustentan y permiten mover el recinto de la célula, lo que supone un primer paso para imitar los complejos mecanismos que favorecen la reorganización del espacio en la célula en sistemas naturales.

El estudio, publicado en Angewandte y realizado en colaboración con científicos de la Universidad de Cambridge, constituye una nueva e importante aproximación al conocimiento sobre el origen de la vida y abre la puerta a imitar los complejos mecanismos de reorganización del espacio celular en sistemas naturales. Desde el descubrimiento de la célula como unidad de vida mínima, la comunidad científica siempre ha estado fascinada por las complejas capacidades de adaptación, movilidad y división que los sistemas celulares son capaces de realizar autónomamente. "En nuestro proyecto de construcción del esqueleto de células sintéticas, hemos conseguido controlar sus sistemas de andamiaje", señala el investigador principal del Ciqus, Javier Montenegro.

Ensamblaje molecular

Una pieza clave en estos procesos es el citoesqueleto, una sofisticada maquinaria celular que construye listones moleculares capaces de dar sustento y mover el recinto de la célula. Un requisito fundamental es que el ensamblaje de estos listones se lleve a cabo en regiones bien definidas, de manera que pueda generarse trabajo direccional. "En nuestro grupo de investigación hemos descubierto cómo podemos controlar el ensamblaje molecular de análogos sintéticos mediante condiciones y espacios bien definidos. Para ello, hemos usado técnicas de ensamblaje basadas en microfluídica (dispositivos donde los líquidos se mezclan en canales que tienen diámetro menor a un milímetro) para acoplar, mediante distintas condiciones, listones en la periferia o en el núcleo de microgotas de agua en aceite", explica Montenegro.

El citoesqueleto le da integridad estructural a la célula, además de participar en la división celular, en su movimiento y en el transporte de sustancias en su interior. "En nuestra línea de investigación, en la que llevamos trabajando varios años, analizamos la importancia que tiene para las células contar con un citoesqueleto. Y es que este conjunto de huesos no siempre formó parte de las células, de hecho, hasta hace alrededor de unas dos décadas se creía que apareció en una fase tardía de la evolución", justifica el investigador del Ciqus.