La publicidad, que es el arte de vender arena en el desierto, refleja a los autónomos españoles como osados e intrépidos. Hace justo dos años, en plena recuperación económica, una entidad bancaria trataba de captar a los autoempleados con el siguiente mensaje: "Valientes, os necesitamos. Sois los profesionales que nos alimentan, los que nos rescatan, los que crean cultura, cada uno de vosotros crea al menos dos empleos. Gracias, autónomos, por hacer que todo funcione".

En 2009, uno de los peores años de la recesión, una operadora telefónica lanzaba un anuncio que parece profético hoy día. El spot encadenaba las escenas al ritmo de la siguiente versión del Resistiré del Dúo Dinámico: "Resistiré para seguir vendiendo, aguantaré hasta que el Dow Jones vuelva a subir, y aunque no encuentre a nadie que quiera avalarme, madrugaré y trasnocharé para llegar a fin de mes".

"No soy un valiente, pero no tengo miedo", afirma Carlos Cabarcos, que el próximo 1 de junio comenzará a operar como autónomo al poner en marcha su empresa de congelados en el polígono de Pocomaco. Galicia perdió 2.199 trabajadores por cuenta propia -el 77% en el sector servicios- desde que explotó la pandemia, es decir, durante los meses de marzo y abril, y más de 3.000 si se contabiliza el primer cuatrimestre. Marzo supuso la pérdida de 1.134 trabajadores por cuenta propia en la comunidad gallega, la mayor caída desde agosto de 2018 (-1.561). Y eso que marzo todavía registró un número significativo de altas, 2.153, "a los que el estado de alarma pilló por sorpresa porque éstas suelen formalizarse a principios de mes", aclara el presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) en Galicia, Rafael Granados.

Pero en abril, ya con la ciudadanía confinada por la dramática sucesión de miles de muertes por Covid-19, el número de altas se desplomó en la comunidad gallega y cayó un 70% respecto al mismo periodo de 2019. Aún así, el mes pasado casi un millar (992) de "valientes" gallegos decidió apostar por el emprendimiento en plena marejada. Como Carlos Cabarcos dentro de siete días.

Con 55 años, su decisión de capitalizar el paro para lanzarse a la venta al por mayor de producto congelado -pescados y marisco sobre todo, pero también carne y verduras- procede de la experiencia. La firma en que trabajaba quebró en enero y él decidió ponerse por su cuenta en vez de establecerse como empleado con otros dueños. "Llevo 22 años en el sector y arranco con una cartera de clientes que son casi de la familia; sería muy valiente si no conociese bien el mercado: tengo compañeros a los que les han dejado pufos de 20.000 y 30.000 euros", sostiene.

Cabarcos explica que no precisa una gran inversión, servirá a restaurantes, hoteles, supermercados y residencias de mayores, y conoce bien a los proveedores. Antes de enrolarse en el congelado, fue empresario de hostelería. "Sé lo que es ser jefe y empleado y pienso que si eres rentable para una empresa, también lo puedes ser para ti", asegura.

La previsión de ATA es que Galicia pierda el 20% de su tejido autónomo a final de año. Todavía quedan 206.098 valientes en la comunidad gallega, 121.684 menos que en mayo de 1982.