¿Cuál es su visión, a corto plazo, de la coyuntura económica en A Coruña, Galicia y España?

No hay diferencias sustanciales entre los distintos territorios. La situación económica es complicada en todas partes. Desde finales de febrero, 42.000 gallegos han dejado de estar de alta en la Seguridad Social, 237.000 están afectados por ERTE y 50.000 perciben prestaciones de autónomos. El impacto del Covid-19 es importantísimo. El elemento diferencial gallego radica, sobre todo, en el tamaño de las empresas, y ahí estamos comparativamente peor. Solo un 0,6% de las empresas gallegas tiene más de 50 trabajadores y el 83% o no tienen o emplean a uno o dos trabajadores. Al tener un tejido productivo tan atomizado, nuestra capacidad para afrontar esta situación es menor que en el conjunto de España. Es cierto que la economía tiene que rodar, no puede estar paralizada, pero hay que buscar ese punto de equilibrio entre la reactivación y el control de la pandemia. Parece que los datos sanitarios resultan ahora esperanzadores, esperemos no volver atrás. En Galicia el sector servicios tiene un peso muy importante, casi el 70% del Valor Añadido Bruto (VAB) y el turismo puede condicionar el 10-11% del Producto Interior Bruto (PIB) gallego.

¿Cuáles son las propuestas de los economistas gallegos?

Hasta la fecha se articularon medidas ligadas a la liquidez y al mantenimiento de empleo (ayudas ICO, aplazamiento de impuestos, prestaciones para autónomos, ERTE). Son actuaciones para minimizar el impacto económico del virus. Ahora toca recuperar. Superada la primera fase de asistencia al enfermo, las administraciones deben poner encima de la mesa programas de solvencia, impulso y dinamización adaptados a los distintos sectores y actividades. No es lo mismo lo que puede necesitar un autónomo que una empresa mediada. En Galicia se abre una oportunidad para fortalecer el tamaño del tejido empresarial y favorecer procesos de concentración. Y también para sacar partido de potencialidades infrautilizadas en el sector primario, energético, ambiental o incluso a nuestra localización.

¿Y romper la dependencia del textil o la automoción?

No, es una oportunidad para incrementar el peso relativo en las cadenas de valor en esos y otros sectores, dado que el valor añadido que se queda en Galicia no es todo el que se podría conseguir, pero también apostar por nuestros recursos ambientales y energéticos. Por ejemplo, aprovechemos el impulso tecnológico para dotar al rural de mejores conexiones.

Hablaba también de la posición geoestratégica de Galicia.

Nuestra condición de puente con América que no se ha aprovechado lo suficiente. Creo que hay que repensar un poco todo a raíz del Covid-19, la economía no va a ser exactamente la misma, y actuar sobre el potencial infrautilizado.

¿Y la actuación del Gobierno?

Estamos ante una situación extraordinaria y la administración ha dado una respuesta relativamente válida. A pesar de los retrasos, una vez superada la fase de dotar de liquidez a los agentes económicos, estos necesitan ver que hay futuro. Tenemos sectores impactadísimos, con grandes pérdidas.

Acaban de analizar los plazos para la presentación de cuentas.

A raíz del estado de alarma se han ampliado los plazos, o se han dejado correr los plazos, para la formulación de cuentas y eso tiene una serie de implicaciones, incluso a efectos de auditoría. Sin embargo, no se ha aplazado la presentación del impuesto sobre sociedades, que está obviamente ligado a la formulación de cuentas anuales del año 2019. Puede ocurrir que el 25 de julio las empresas tengan que presentar el impuesto de sociedades sin tener auditadas las cuentas. El Gobierno debería acompasar el plazo de presentación del impuesto sobre sociedades a los correspondientes plazos, todavía por determinar, de formulación de cuentas o, en su caso, de auditoría de cuentas cuando sea obligatorio. En este sentido, respecto a nuestro Colegio, quiero subrayar que contamos con un equipo comprometido que, con el apoyo de la junta, no ha dejado de teletrabajar para digerir y trasladar toda la vorágine normativa de estos días (económica, fiscal, laboral...) a los distintos agentes económicos. El teletrabajo ha venido para quedarse, en la última webinar que organizamos se conectaron 350 usuarios de toda Galicia y de fuera de Galicia. Tratamos de apoyar a los colegiados y a la sociedad en general.

¿Cómo valora el actual escenario tributario?

Hace dos meses diría que es momento de repensar nuestro sistema tributario pero en esta situación no procede hacer ajustes de calado. No es momento para grandes reformas tributarias ni para introducir nuevos impuestos. Es más, para poder reactivar la economía resulta necesario acometer ajustes puntuales que incentiven determinadas actividades. Un sistema tributario eficiente recauda más sin subir impuestos, que era la tarea pendiente antes de esta situación. Utilicemos el sistema tributario como palanca para la reactivación económica.

¿Es partidario de bajar impuestos en este momento?

En el caso de los sectores más afectados, sería bueno bajar el tipo impositivo del IVA, hablo del turismo o de la hostelería, por ejemplo.

¿Qué opina del Ingreso Mínimo Vital que promueve el Gobierno central?

Como política pública me parece una buena medida para minimizar la pobreza. Ahora bien, debe coordinarse con otras políticas de garantía de ingresos para evitar solapamientos. Un segundo requisito es que no suponga un desincentivo para acceder al mercado laboral. Me gustaría que naciese como un proceso más reflexivo, dado que ha sido un parto urgencia para paliar la situación que se avecina.

Alguien ha dicho que necesitamos más científicos y menos futbolistas en esta sociedad.

La primera lección de esta pandemia es que la humanidad no es invencible, nos creíamos que estábamos por encima de todo, y un bichito invisible nos ha paralizado. Sin despreciar el fútbol, sí necesitamos más ciencia, que es la que puede salvar estas situaciones.

¿Produciremos más en casa?

Dependerá de los sectores y de los procesos pero sí es cierto que hay empresarios que se replantean eso de que producir fuera resulta más barato. Otra cuestión de estudio es el análisis de los mercados a los que exportamos.