Este mes y medio de cuarentena les ha salido a algunos más rentable que a otros. Los hay que se han encerrado y se han sorprendido con una nueva afición, pero también los que se han sentado a explotar seriamente los talentos que ya sabían que tenían. Rober H.L. Cagiao, desde su casa en Miño, fue uno de los que decidió echarse un pulso y subir de marcha en una carrera que no deja de sumar capítulos a un ritmo acelerado. "En total llevo nueve libros y dos los escribí durante el confinamiento. He cogido carrerilla y es mejor aprovechar mientras fluyen las ideas", cuenta el coruñés.

El primero de la lista fue El guardián de las flores, un thriller policiaco ambientado entre A Coruña y las Fragas do Eume, que le valió el Premio Círculo Rojo a la mejor novela de misterio este año. Aquellos fueron los primeros pasos de Paola Gómez, su Sherlock Holmes coruñesa, a la que ha hecho protagonista de su casi decena de textos. Hoy mismo, todavía en fase salida de la pandemia, publicará el segundo volumen de sus aventuras, La piedra del destino. El autor lo describe como "una historia de acción y misterio" alrededor de una pregunta inquietante: "¿Qué es más importante, lo que tienes que hacer o lo que debes hacer?".

Si el primer relato estaba teñido por la religión, este se mueve en un tema casi profético: el poder de los virus. "Está escrito en agosto, y menos mal que tengo testigos. No sabíamos que esto iba a pasar, ha sido un poco premonitorio", apunta Cagiao. Al autor siempre le había llamado la atención la etapa de la peste negra en Galicia, y la pluma le llevó a ella casi sin darse cuenta para dar forma al crimen. "Hay una serie de homicidios basados en esa enfermedad. Paola debe encontrar a los asesinos, un grupo llamado Élite, para evitar más muertes e incluso que se desate alguna epidemia", adelanta.

La persecución parte de la Jefatura de Policía de A Coruña, y discurre por puntos como la Torre de Hércules o Adormideras. Rianxo, una de las zonas por las que entró la peste en la comunidad, es coprotagonista de estas ubicaciones, que el propio escritor visitó para enriquecer la atmósfera del texto. Con sus letras reconstruye fortificaciones como el Castelo da Lúa o el Mosteiro de Santa María da Armenteira. Pero la localización que más recuerda, quizá, es Abuín, uno de los "pueblos fantasma" que fueron arrasados por la afección.

El verano pasado, un encuentro de escritores le llevó a escasos 700 metros del lugar. "Pensé que era una señal del destino y fui, y la verdad es que da miedo. Fue un pueblo que de la noche a la mañana desapareció, porque fallecieron sus habitantes", explica. El autor traslada los "enigmas" que rodean a este punto "maldito", pero también recorre otros asuntos lamentablemente más reales. "Trato la corrupción política, la farmacéutica? Igual me meto en fregados con este libro", augura entre carcajadas.

Pero la verdadera reacción que le preocupa al coruñés es la de sus lectores. Cagiao quiere "devolver al público" el cariño recibido en su debut, y la "presión" para estar a la altura es grande. Asegura que es consciente de que este volumen "va a ir más despacio", porque el coronavirus no da tregua. "No me da miedo, hay que arriesgarse", apunta sin embargo el autor, que afirma tener ya la cabeza en el tercer lanzamiento.

El hilo que le unirá a los otros será el crecimiento personal de la agente Gómez, a la que se va a poder conocer más en este nuevo caso. "Hay más trama personal, como su forma de ser, sus inseguridades y sus problemas con el amor. Antes era más inexperto, y había mucha acción en mis novelas", señala. Con todo, el coruñés se sigue sintiendo menos escritor y más " juntaletras", un título en el que sí se ve reflejado. "Una vez me dijeron que era un contador de historias, y con eso me identifiqué. Porque al final es lo que intento. Quiero contar cosas, sin más artificio", revela.