El pasado 14 de marzo, Ester Prieto y Guillermo Aldir tenían que haber cogido un avión en el aeropuerto coruñés de Alvedro que les llevaría a cumplir el mayor de sus sueños: abrazar por primera vez a su hija. Tras cuatro interminables años de espera y un sinfín de trámites burocráticos, esta pareja residente en Ferrol -ella es murciana y él, de Noia- se encontraba en la recta final del proceso de adopción internacional. Con un pie, literalmente, en la puerta de embarque. Pero el estado de alarma provocado por la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2 les dejó en tierra. Con el itinerario preparado, la habitación de su hija lista y el corazón, en una maleta.

Desde entonces, el tiempo se detuvo. A día de hoy, Ester y Guillermo desconocen cuándo podrán viajar a Hungría para conocer a su pequeña, una niña de 8 años a la que todavía no han visto en persona, pero que forma parte de sus vidas desde el mismo día en que una llamada telefónica les comunicó que les había sido asignada una menor. "La propia niña nos llama ya para mamá y papá. Sabemos que hasta que no haya una sentencia no seremos oficialmente sus padres, pero nos hace mucha ilusión. Tenemos tantas ganas de conocerla, y de poder empezar una vida juntos, aquí, en Ferrol...", cuenta Ester, emocionada.

Si todo hubiera ido bien, estos padres llevarían al menos un par de semanas con su hija en casa. Pero la Covid-19 hizo saltar por los aires los planes más inmediatos de esta familia, posponiendo, sine die, el esperado encuentro. "Nos asignaron a la niña a finales del pasado mes de diciembre. Normalmente, los padres que adoptan en Hungría, al mes de la asignación, ya se desplazan al país de origen del menor para realizar la integración familiar. En nuestro caso, el viaje se retrasó por problemas de agenda, y nos dieron cita para estar allí el 15 de marzo. Al día siguiente, conoceríamos a nuestra hija. Pero justo la víspera de viajar, se anunció que se decretaba el estado de alarma por la pandemia de coronavirus. Nos cancelaron el vuelo, y hasta ahora", explica Ester, quien detalla que adoptar en Hungría "requiere una estancia media en el país de entre 40 y 60 días". "Habíamos reservado allí una vivienda y también un vehículo para utilizar durante toda nuestra estancia en el país, y tuvimos bastante suerte, porque era mucho dinero y lo pudimos recuperar, al igual que el importe de los vuelos", apunta, aliviada.

Ester y Guillermo no tienen más hijos y, en 2016, decidieron dar los primeros pasos para iniciar la adopción internacional. "Ese año empezamos a hacer el curso de formación de la Xunta y, una vez que nos dieron la idoneidad -que si no recuerdo mal, fue al año siguiente-, ya nos pusimos en contacto con la ECAI, en este caso Mimo, de A Coruña. Tras barajar varias opciones, nos decantamos por adoptar en Hungría, porque nos daba más garantías. En aquel momento, algunos procesos en otros países se habían interrumpido. Además, Hungría es Europa, está dentro del Convenio de la Haya y nos parecía un poco más seguro", cuenta esta vecina de Ferrol, de 46 años.

Tras unas semanas de "nervios y muchísima incertidumbre", Ester reconoce sentirse ahora "un poco más tranquila". "Ahora estoy un poco más relajada, porque todo apunta a que en julio se abrirán las fronteras. Pero estos dos últimos meses han sido un trago bastante duro. Al principio, no imaginábamos que el estado de alarma y las restricciones se fuesen a prolongar durante tanto tiempo. De hecho, yo creía que en mayo, o como muy tarde en junio, podríamos viajar a Hungría. Pero viendo cómo iban las cosas, llegó un momento en el que pensamos que ni en mayo, ni en junio, ni en verano... ahí sí que nos desesperamos un poco", señala esta vecina de Ferrol.

Casi 3.000 kilómetros separan a Ester y Guillermo de su cumplir su sueño, pero lo sienten "muy cerca". "Durante este tiempo, hemos estado recibiendo todas las semanas correos electrónicos y vídeos de la niña a través de la ECAI. Nosotros también le enviamos cartas a ella, y eso nos está haciendo más llevadera toda esta situación. Vemos que la niña también está ilusionada, y eso nos tranquiliza. A veces temes que pueda haber rechazo por parte del menor. El proceso de adopción es largo, con muchas emociones", comenta Ester. "Incluso el Día de la Madre, por la tarde, recibí por correo electrónico una carta de ella felicitándome... No me lo esperaba, y fue muy emocionante. Soy una persona a la que le cuesta bastante llorar, pero he de reconocer que se me saltó alguna lágrima", rememora.

Ester y Guillermo son los únicos padres gallegos que tenían fecha para viajar a recoger a su hija adoptiva antes de que se decretase el estado de alarma por la pandemia de coronavirus, pero otras diez familias estaban ya con los preparativos previos para desplazarse al país de origen del menor a realizar la integración: otras dos, también a Hungría; cuatro, a China; tres a Vietnam y una, a Colombia, especifican desde la Consellería de Política Social.

Otras fases de la adopción que se han visto afectadas por la Covid-19 y el estado de alarma, detallan desde el departamento autonómico, son "las sesiones informativas que se realizan en las cuatro provincias gallegas, o las formativas que se llevan a cabo en Santiago para solicitantes de toda la comunidad". "Todas aquellas actuaciones que suponen encuentros presenciales entre técnicos y familias han sido suspendidas: entrevistas de valoración, de seguimientos de adopciones realizadas, para actualizaciones y revisiones de idoneidad, etc.", apuntan desde la Política Social.

Algunos trámites que se pueden realizar telemáticamente sí han podido continuar, como "reasignaciones realizadas por algunos países -Hungría, Vietnam, China...- a familias de Galicia, y a las que se ha dado oportuna respuesta a través de los organismos acreditados para la adopción internacional". "También se han llevado a cabo informes de seguimiento de adopciones a petición expresa de algún país, así como alguna actualización de idoneidad de alguna familia (también por exigencia expresa del país), al entender que estaba caducada y que si no se realizaba en un plazo determinado, se procedería al cierre y archivo del expediente de la familia", indican las mismas fuentes.

Además, "se realizaron trámites para determinar el establecimiento final de cupos de expedientes para algunos países, siempre en coordinación con el Gobierno". "Contactos telemáticos con algunas familias para determinar, en función de esos cupos, si ellos querían continuar con la tramitación de sus expedientes", especifican desde Política Social.