Con un sistema de salud colapsado, falta de agua y escasez de medicamentos, Venezuela no está preparada para hacer frente a una pandemia como la del Covid-19 lo cual supone un riesgo para la salud de sus ciudadanos y podría ayudar en la propagación de la enfermedad en la región a menos que el país reciba de forma urgente ayuda humanitaria. Esta es la principal conclusión del estudio realizado por Human Rights Watch (HRW) y los Centros de Salud Pública y Derechos Humanos y de Salud Humanitaria de la Universidad Johns Hopkins, que sostienen que la cifra real de casos en el país es "seguramente mucho mayor" a los 1.121 contagios y 10 fallecidos reconocidos hasta la fecha por el Gobierno de Nicolás Maduro. Venezuela figura en el puesto 180 de 195 países en el Índice de Seguridad Sanitaria Global de 2019, lo que le sitúa entre los países menos preparados para mitigar la propagación de una epidemia.

En noviembre y diciembre de 2019, un equipo realizó entrevistas telefónicas detalladas a profesionales de la salud en 14 hospitales públicos de Caracas, la capital del país, y cinco estados -Anzoátegui, Barinas, Bolívar, Lara y Zulia-, con entrevistas de seguimiento posteriores entre marzo y mayo de 2020, así como a actores humanitarios y expertos en sanciones.

Tras ello, se llegó a la conclusión de que el sistema de salud venezolano es particularmente precario y no tiene las condiciones para lidiar con la Covid-19. En particular, preocupa la habitual la escasez de agua y la falta de saneamiento e higiene, elementos fundamentales para frenar la propagación del coronavirus. Los profesionales cuentan que prácticamente no hay jabón ni desinfectante en sus clínicas y hospitales y que con el aumento de la inflación y la devaluación de los salarios, cada vez les resulta más difícil llevar sus jeringas o guantes.