Control de temperatura al subir y bajar del avión, un a examen visual y obligación de cubrir un formulario sanitario y de facilitar la dirección y el teléfono en España para poder hacer un seguimiento de su evolución. Así será la llegada de los turistas extranjeros a España. Tambíén se baraja realizarles un test para confirmar que no padecen la enfermedad, pero los PCR, los más precisos, tardan demasiado en dar un resultado, y los tests rápidos son, sin embargo, menos fiables.

España quiere que sea Europa quien fije los criterios y condiciones para la apertura de fronteras y establezca los métodos de control y seguimiento de los turistas con parámetros epidemiológicos objetivos. Fuentes del Ministerio de Exteriores han precisado que España apuesta por que sea el Centro Europeo para Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) quien determine las condiciones y protocolos de seguridad para viajeros y turistas, que deben ser comunes a toda Europa e incluir "protocolos de consenso" sobre la actuación en caso de detectar positivos o nuevos brotes de Covid-19.

Se trata de que todos los países de la UE asuman las mismas obligaciones y responsabilidades en la respuesta a nuevos casos. La apertura de fronteras para miembros de la UE y del espacio Schengen, que España tiene previsto hacer realidad el próximo 1 de julio, supondrá el levantamiento de la obligatoriedad de guardar cuarentena. Para entonces, si todo va como lo previsto, España habrá concluido su proceso de desescalada y estará en situación de "nueva normalidad".

La UE está trabajando muy de cerca con la Organización Mundial del Turismo (OMT, dependiente de la ONU) para definir las condiciones que permitan un turismo seguro. En cuanto a los cálculos de recuperación del turismo, la previsión es optimista ya que el 80 por ciento del que recibe España procede de la UE, en especial del Reino Unido, Italia, Francia o Alemania. Lo que aún no se ha decidido es la posibilidad de que ciertos territorios como Baleares o Canarias puedan abrir fronteras antes que el resto del país con la creación de los que se conoce como "corredores sanitarios", pero todavía no hay una decisión tomada al respecto.

El plan que maneja el Ministerio de Exteriores es que la apertura comience con el "espacio interior" europeo, salvo aquellos países que se encuentren en una situación epidemiológica grave. Pese al Brexit, en esta primera fase se deberá incluir al Reino Unido ya que aún se encuentra en el periodo transitorio en su proceso de salida de la UE y las normas europeas se siguen aplicando para los británicos.

Las fuentes también han señalado la posibilidad de que Europa decida que algunos países reciban el mismo tratamiento que los europeos por tener una evolución muy positiva de la pandemia, como Nueva Zelanda o Corea.