Desde hoy, Portugal ya no exige el deber de confinamiento a su población, salvo excepciones, y abre un período de nueva normalidad donde es posible hacerse un tatuaje, ir al gimnasio, comer en el restaurante o salir de compras con la familia a un centro comercial.

El único borrón de Portugal, que se ha convertido en ejemplo de gestión de la pandemia en el sur de Europa, está en su capital, Lisboa, donde en los últimos días se registran el 90 % de los casos de todo el país debido a una serie de brotes, por lo que el levantamiento de las restricciones ha de esperar hasta el próximo jueves, 4 de junio. En algunas zonas obreras de la periferia como Azumbuja o el barrio de Jamaica se han registrado cadenas de contagio, por lo que en toda la región de Lisboa y en el Valle del Tajo no se podrán abrir los centros comerciales, medida que el 4 de junio será revisada por el Gobierno.

En el resto del país, la ciudadanía ya tiene la libertad de la denominada nueva normalidad, que le permitirá hacer una vida similar a la "prepandemia", aunque con una serie de cautelas. Los restaurantes podrán trabajar con el total de su capacidad, pero entre mesa y mesa habrá una distancia mínima de metro y medio o deberán instalar paredes de metacrilato. Los gimnasios, las salas de cine, teatros o auditorios también comienzan su actividad hoy, aunque, al igual que el resto de empresas, obligarán a los usuarios a mantener el distanciamiento social y en muchos casos será necesario acudir con mascarilla.