El cierre de los centros de día hasta septiembre no solo afecta a los mayores sino a cientos de gallegos con diferentes patologías o personas con discapacidad que acudían a diario a las instalaciones de asociaciones para recibir sesiones de logopedia, fisioterapia, mejorar su psicomotrocidad o recibir apoyo psicológico. Entidades que gestionan este tipo de centros en A Coruña y su comarca alertan del "deterioro físico y emocional" que van a sufrir sus usuarios al permanecer casi seis meses -desde el pasado 14 de marzo ya no hay actividades presenciales- sin unos servicios que califican de "esenciales".

"Hacemos un seguimiento diario de los enfermos y en este tiempo ya hemos notado un deterioro porque se alteran sus rutinas, muchas personas con alzhéimer no entienden lo que sucede o se les olvida y al pasar tanto tiempo algunos ya no podrán incorporarse a los mismos trabajos de estimulación porque habrán sufrido un empeoramiento. La situación es delicada", explica María del Carmen Martínez, presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de A Coruña (Afaco), a cuyos tres centros acudían cada día unos 200 usuarios. Lo mismo opinan en Aspace Coruña, entidad que ofrece atención integral a personas con parálisis cerebral y cuyo centro de día alberga 38 plazas. "Son usuarios con multidiscapacidad y cerrar hasta septiembre es muchísimo tiempo sin que reciban servicios que son esenciales para ellos y provoca un deterioro físico y emocional en los usuarios y sus familias", indica la gerente de esta asociación, Sonia Ruiz. "Es un palo muy grande para personas con discapacidad que se quedan si su actividad diaria porque en el centro están siempre activos, en diferentes servicios", añade Pilar Fustes desde la Asociación Pro Personas con Discapacidad Intelectual de Galicia (Aspronaga), que atiende a 200 usuarios entre el centro de día y el ocupacional, ambos en Oleiros.

La Xunta defiende que demora la reapertura por temor a rebrotes y asegura que nunca dijo una fecha concreta para retomar la actividad. Algunas asociaciones reconocen, sin embargo, que el anuncio les ha sorprendido. "Estábamos preparándonos ya según el protocolo para abrir a mediados de junio. Política Social habló con nosotros en la fase 1 y entonces ya se nos habló de ir abriendo algunos centros a modo piloto para ir normalizando la situación", indican María del Carmen Martínez desde Afaco. "Respetamos la decisión pero ponemos voz a las familias y los usuarios y ellos quieren que estos centros reabran. Pensábamos que la desescalada sería antes porque además hay comunidades con peores datos en la pandemia donde los centros ya han reabierto o están preparándose", añaden en Aspace. Menos sorpresa hay en Asprogana, donde pese a reconocer que no esperaban que la apertura se retrasase a septiembre "sabíamos que no iba a ser inmediato, que todo va muy lento".

La ayuda de 500 euros que la Xunta dará a cada usuario durante el cierre para costear ayuda a domicilio les parece insuficiente. "Puede ser un complemento pero si alguien necesita contratar a un cuidador, ese presupuesto no llega. Se habla siempre de la conciliación con los niños y no con personas como los enfermos de alzhéimer, donde es mucho más complejo", indican en Afaco, donde recuerdan que muchas familias tenían su vida organizada compaginando su jornada laboral con la estancia en los centros de día. Desde Aspronaga están a la espera de que se aclaren las cosas -"hay incertidumbre porque no se sabe cómo van a ser estas ayudas", explican- y en Aspace solicitan alternativas que, lamentan, "no se han puesto sobre la mesa". "Es urgente que se fijen unos protocolos en donde nuestros profesionales puedan atender a domicilio a los usuarios o que ellos mismos puedan venir al centro y ser atendidos de manera individual, con cita previa y todas las medidas de seguridad necesarias", explica Sonia Ruiz.

Una asistencia personalizada que sí podrán ofrecer otras entidades que no tienen centro de día pero cuyos usuarios acuden a sus instalaciones para rehabilitación o ciertas terapias. Es el caso de la Asociación de Bulimia y Anorexia de A Coruña, donde personas con trastornos de alimentación acuden a consulta o al comedor terapéutico. "Estamos considerados centro de intervención terapéutica y no estábamos obligados a cerrar", explican en la entidad que retomó la actividad presencial el día 11.