Julia tiene alzhéimer, apenas ve y su movilidad ya era reducida, pero ahora tras más de dos meses en casa sin acudir al centro de día de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer de A Coruña (Afaco) es mucho peor. "Antes podía andar por casa aunque fuese despacio y se mantenía derecha para vestirla y ahora necesita ir en silla de ruedas y hay que vestirla sentada", lamenta su hija, Mari Carmen Filgueira, quien reconoce que aunque realizan los ejercicios que periódicamente les envían desde Afaco, "no somos profesionales y ella ha perdido mucha movilidad".

"Ahora no puede ir al fisioterapeuta, al logopeda y el estar en casa le genera nerviosismo, no tiene sus horarios marcados como antes que acudía al centro primero por la mañana y después de 09.00 a 20.00 horas", indica Mari Carmen, quien recuerda que además del beneficio que supone esta atención para su madre, la decisión de que acudiese al centro es también por "necesidad" para conciliar con la vida laboral. "Trabajo en el sector de la limpieza y durante el confinamiento tuve que seguir trabajando. De un día para otro teníamos a nuestros familiares en casa y nadie, salvo en Afaco, se preocuparon por nosotros", lamenta esta coruñesa que tuvo que hacer turnos con su marido para cuidar de Julia. "Necesita constantemente de una persona a su lado", resalta Mari Carmen, quien siente que no se le da importancia al problema del cuidado de mayores o dependientes en el hogar.

"Se ha abandonado a los mayores, se habla de la conciliación de los hijos pero es más fácil de entretener y cuidar a un niño que a un enfermo de este tipo", asegura.

La ayuda de 500 euros que ofrece la Xunta para contratar atención a domicilio para quienes se han quedado sin centro de día le parece "ridícula". "A ver quien va a venir por 500 euros y que reciban atención una o dos veces a las semana no es suficiente. Eso sirve para tapar medio agujerito pero no es la salvación", explica esta coruñesa, quien aboga por la reapertura inmediata de los centros, pero eso sí dotándolos de todas las medidas de seguridad necesarias frente al Covid.

"Tendría que subvencionarles pruebas para detectar casos de coronavirus, mascarillas y contratar a más personal porque todos queremos que abran pero tampoco queremos que nuestro familiar se contagie y muera", sostiene Filgueira , quien cree que hay alternativas si no se quieren reabrir los centros de modo inmediato tal y como antes.

Esta cuidadora reconoce que la atención 24 horas en casa hace mella. "Nos afecta porque aunque me turno con mi marido no se puede salir de casa prácticamente", resalta.