Los cuatro miembros de La Manada, en esta ocasión por los abusos sexuales cometidos con una joven en Pozoblanco (Córdoba). El juez entiende que los tocamientos y manoseos que realizaron a la chica inconsciente en el interior de un coche constituyen un delito de abuso sexual y les impone una pena de 1,5 años de cárcel a cada uno, muy lejos de los tres años que solicitaba el fiscal. Asimismo, les impone otros 16 meses de cárcel por un delito contra la intimidad al haber grabado y compartido las imágenes en varios grupos de mensajería, aunque en el caso de José Angel Prenda la pena se eleva hasta los tres años al haber reconocido en el juicio que él fue quien las difundió sin conocimiento de sus compañeros, según ha adelantado Espejo Público.

A falta de conocer los detalles del fallo, que estaba previsto que se notificara a las partes a las 12 del mediodía, el fallo deja entrever que finalmente se han impuesto las tesis del abogado defensor, que cuestionó el modo en que se obtuvieron las imágenes y rechazó, en cualquier caso, que hubiera intención "libidinosa" en los cuatro acusados, Antonio Manuel Guerrero, José Ángel Prenda, Jesús Escudero y el exmilitar Alfonso Jesús Cabezuelo. Se trató simplemente, dijo en el juicio, de una "actitud vejatoria deplorable". El juez pospuso su decisión sobre la validez de las grabaciones como prueba de cargo hasta la misma sentencia.

Los cuatro acusados han conocido el veredicto desde la cárcel, donde permanecen desde que hace un año el Tribunal Supremo elevara su condena y dictaminara que lo ocurrido en Pamplona fue una violación y la víctima "quedó totalmente anulada", zanjando la polémica que suscitaron las anteriores sentencias de la Audiencia provincial de Navarra y el Tribunal Superior de Justicia de esa comunidad al calificar lo ocurrido como abuso sexual con prevalimiento.

Manoseos en el coche

Como entonces, las imágenes halladas en sus teléfonos móviles serán una de las pruebas de cargo contra ellos. En esta ocasión, son dos videos, uno de 27 segundos y otro de 46, que muestran que los cuatro acusados participaron de una manera u otra en los tocamientos a la chica. Ya fuera besándola o manoseándola mientras retornaban en su coche hasta Pozoblanco desde la feria de un pueblo cercano donde se habían encontrado. "Aprovechando que ella se hallaba privada de sentido, todos los acusados, con ánimo libidinoso, comenzaron a realizarle diversos tocamientos de carácter sexual", detalla el relato de hechos del Fiscal. Cabezuelo incluso la agredió e insultó cuando ella se negó a hacerle una felación, echándola del coche.

Posteriormente, y "en desarrollo de la idea preconcebida de compartir el vídeo realizado" para "hacer alarde" de lo que acababan de grabar, "con evidente ánimo de vejar y vulnerar la intimidad de la perjudicada" compartieron las imágenes en dos chats, La Manada, con siete personas, y Peligro, con una veintena de participantes. Allí es donde se pudieron leer comentarios como "qué habilidad, conduciendo con una mano y con la otra cogiendo una teta atrás", "madre mía, qué le echasteis a la chavala, ¿burundanga?, qué bueno", "¿está muerta o qué?".

Sólo El Prenda admitió la grabación

La defensa rechazaba que hubiera ese ánimo libidinoso, y lo redujo en el juicio a una "actitud vejatoria deplorable". Ninguno de los acusados, además, admite esos abusos, aunque se negaron a declarar y dar a conocer su versión de los hechos. Sólo 'El Prenda' admitió, en el turno de última palabra, haber grabado el video con el móvil de Guerrero, que conducía, y haberlo pasado además a los grupos de mensajería "sin el conocimiento del resto".

La víctima no denunció lo ocurrido esa madrugada del 1 de mayo porque tenía lagunas sobre esa noche, lo que unido a los comentarios jocosos de los acusados sobre la burundanga planteó la duda de si la inconsciencia que presentaba fue provocada por alguna sustancia, aunque ellos lo negaron en todo momento. Sin embargo, las ropas rasgadas y los moratones en su cuerpo hicieron que la joven albergara serias sospechas sobre lo que en realidad pasó dentro del coche, e incluso lo trasladó a sus conocidos.

"Prueba ilícita"

Así, no fue hasta noviembre, cuando un agente de la Policía Foral se presentó ante ella y le mostró las imágenes, cuando fue consciente de todo y presentó la denuncia contra los jóvenes sevillanos.

Éste es precisamente uno de los puntos a los que se aferró la defensa de los acusados para anular la prueba de cargo que constituyen los videos. Se obtuvieron "de forma ilícita" porque carecían de autorización judicial para ello, ya que el permiso de los jóvenes al registro de sus móviles sobre lo ocurrido en los Sanfermines no daba pie a una "investigación prospectiva" entre archivos antiguos para ver si encontraban otras pruebas. El letrado considera además que, al mandar a los agentes forales a Córdoba para buscar la denuncia, el juzgado navarro trató de acumular argumentos para armar su causa judicial "porque no había nada en su contra".

Para la Fiscalía, sin embargo, el testimonio de la víctima, "claro y contundente", y el de sus amigos que conocían las sospechas son suficientes para acreditar los hechos, de ahí que reclame dos años de cárcel por los supuestos abusos sexuales, que incluirían ya la posible inconsciencia de la víctima (que no sería considera por tanto agravante) y otros cuatro años por la grabación y difusión de las imágenes en los grupos de whatsapp. La acusación particular que ejerce la joven eleva a dos años y medio de cárcel años la petición de cárcel por el abuso sexual, más cuatro años y tres meses por un delito contra la intimidad al difundir las imágenes sin consentimiento de la chica. Una petición similar a la que realizó la acusación popular que ejerce la asociación Clara Campoamor, que además imputa un delito de agresión sexual a Cabezuelo en vez del de abuso al entender que hubo "violencia e intimidación", por lo que éste se enfrentaría a una pena total de 9 años de cárcel.