"Han sido tres meses convulsos. Sobre todo, el primero. En un espacio muy breve de tiempo, tuvimos que readaptar y rediseñar muchos procesos", resume la responsable de Farmacia del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), Isabel Martín Herranz, al hacer balance de la situación vivida en su Servicio desde el inicio de la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2. "Nuestro objetivo primordial fue, en todo momento, garantizar la cobertura de medicamentos ante la gran carga asistencial con la que nos encontramos de repente. Tanto de fármacos necesarios para los tratamientos específicos contra la Covid, como de otros de uso común en las unidades de críticos, como sedantes y relajantes musculares, cuya demanda, en pocos días, se disparó. El incremento brusco del número de enfermos que requerían un soporte de ventilación mecánica en la UCI o en Reanimación (REA) rompió los consumos habituales a los que estábamos acostumbrados, y nos obligó a buscar esos medicamentos en cualquier laboratorio que nos pudiese garantizar el suministro. En la presentación habitual o no. Lo que hubiese disponible", reconoce.

La repentina eclosión de la pandemia desembocó en un consumo de ciertos medicamentos "cuatro o cinco veces superior al habitual", asegura la jefa de Farmacia del Chuac. "Pasadas los dos o tres primeras semanas, se llegó a una situación tan crítica, que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), dependiente del Ministerio de Sanidad, intervino toda la producción de esos fármacos y empezó a hacer un reparto controlado en función de ciertos parámetros (población, número de pacientes afectados...) para garantizar que cualquier hospital, en cualquier punto de España, tuviese suministro. Pero hasta ese momento, fue una auténtica locura", reitera Martín, quien aclara, no obstante, que "en ningún momento hubo desabastecimiento". "No llegamos a tener que elaborar nosotros mismos esos fármacos, pero sí que en determinados momentos vivimos situaciones límite. Si no hubo desabastecimiento fue a costa de estar constantemente pendientes del stock y las salidas de medicamentos, y de vigilar también que las diferentes presentaciones estuviesen bien identificadas, con sus correspondientes rótulos, para garantizar su uso seguro. Tuvimos que manejar presentaciones que no eran las que habitualmente utilizábamos en el hospital, y esto también nos ocupó bastante tiempo. Pero en todo momento hubo una colaboración espectacular por parte del resto de los compañeros, una gran comprensión y una capacidad de adaptación que nos llamó mucho la atención y que agradecemos enormemente", subraya.

La responsable del Servicio de Farmacia del Chuac explica que, en la primera fase de la pandemia de SARS-CoV-2, los cambios en la terapéutica de la Covid "se fueron produciendo a medida que se generaba conocimiento sobre la enfermedad". "Teníamos que actualizar la disponibilidad de fármacos a lo que iba surgiendo de las evidencias y de los protocolos, tanto de la Aemps como del grupo de trabajo que se creó en el hospital -con presencia de diferentes servicios-, que revisaban todas las nuevas informaciones que nos iban llegando. Esto generó que, de algunos medicamentos, se tuviesen que realizar peticiones especiales, individualizadas, porque la propia Aemps así nos lo requería, para regular que no hubiese desabastecimientos. En este contexto, nuestro Servicio ha podido llegar a realizar casi mil tramitaciones de fármacos específicos. Algunas más complejas, y otras más simples, pero todas de manera individualizada", indica.

Martín Herranz especifica que, para el abordaje de la Covid, "se han establecido varias líneas de tratamiento". "El único fármaco que nunca habíamos manejado hasta ahora era el remdesivir. El resto son antivirales a los que ya se recurría para otras patologías. El tocilizumab, por ejemplo, se emplea para la artritis reumatoide, porque bloquea la acción de una interleucina concreta, la IL-6, en el proceso de esta enfermedad autoinmune. El lopinavir se usa desde hace años para el tratamiento del VIH. Y la hidroxicloroquina, de la que tanto se habla estos días, es un fármaco de síntesis vírica antiquísimo, que se utiliza también para patologías autoinmunes, como el lupus o ciertas dolencias reumáticas", apunta.

Dispensación a domicilio

Otro de los grandes retos a los que se han tenido que enfrentar los profesionales del Servicio de Farmacia del complejo de As Xubias durante los últimos tres meses ha sido la reorganización de la atención a los pacientes externos, es decir, aquellos que acuden al Chuac periódicamente a recoger medicamentos específicos de dispensación hospitalaria. Alrededor de 13.000 cada año. "En menos de 72 horas, tuvimos que rediseñar todo el proceso da atención a estos enfermos", destaca Martín Herranz. Pacientes "con dolencias oncológicas, hematológicas, de reumatología, de aparato digestivo (enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa...), con psoriasis, esclerosis múltiple, etc...". "Tengo que decir que contábamos con una pequeña experiencia previa. Y es que disponíamos de un programa piloto de telefarmacia, en el que estaban incluidos poco más de un centenar de pacientes. No son demasiados, pero nos sirvió de mucho, porque ya teníamos ese marco de actuación y los protocolos desarrollados. Lo que sí tuvimos que organizar fue toda la logística de preparación y envío de la medicación, y articular la parte de la consulta. Esto no consiste en enviar una caja del medicamento, y ya está. Con cada dispensación hay un contacto profesional de un farmacéutico con el paciente. Y eso lo hemos estado haciendo a través de la teleconsulta, en este caso, por teléfono", señala.

"Hemos estado contactando con los pacientes -continúa la responsable de Farmacia del Chuac-, para conocer el estado de la medicación, saber si les estaba haciendo efecto, si habían notado algún cambio o efectos adversos, posibles interacciones, para comprobar la adherencia... Una serie de cuestiones de las que debemos llevar un control en el acto profesional como farmacéuticos. Eso que antes hacíamos presencialmente, los hemos tenido que realizar a través del teléfono. Y una vez que comprobábamos que todos estos aspectos que nosotros chequeamos con los pacientes eran conforme, solicitábamos su autorización para poder enviarles esa medicación a sus domicilios".

Un dispensación que, en un primer momento, "también conllevó una serie de dificultades". Y es que "aproximadamente uno de cada cuatro" medicamentos que se han estado enviando estos meses desde la Farmacia del Chuac a domicilios de los pacientes "requieren de una conservación a temperaturas que oscilan entre los 2 y 8ºC. "Son fármacos termolábiles, de ahí que tuviésemos que dotarnos de bolsas isotérmicas, de acumuladores de frío... Materiales imprescindibles para garantizar su conservación", concluye Martín.