Los alérgicos han de usar mascarillas de protección, mientras que para los pacientes infectados con el coronavirus SARS-CoV-2 se recomiendan las quirúrgicas. Así lo especificó la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) en un comunicado, en el que detalló que las mascarillas de protección o FFP (Filtering Face Piece) cubren nariz y boca filtrando el aire que se inhala y retienen las partículas que se encuentran en el aire que se respira como los pólenes y los virus.

"Estas mascarillas tienen una elevada capacidad de filtración y reducen hasta un 80% las partículas de pólenes y polvo en aire inhalado. Como consecuencia de la reducción de los síntomas, se produce un descenso en el consumo de medicamentos de rescate y una menor asistencia a servicios de urgencias", explicó el presidente del Comité de Aerobiología de la Seaic, Ángel Moral.

La pandemia de coronavirus ha globalizado el uso de mascarillas. Sin embargo, la utilización de estos dispositivos para evitar la exposición a los pólenes y ácaros del polvo se vienen empleando desde hace 30 años. Un estudio realizado por la Seaic, en el que se analizó el poder filtrante de las mascarillas de protección ante la exposición al polen y los ácaros del polvo, concluyó que el uso de mascarillas homologadas -que reducen hasta un 80% las partículas de pólenes y polvo en aire inhalado- es una herramienta eficaz para reducir los síntomas alérgicos de los pacientes.