La presidenta de la Asociación de Personas con Diabetes de A Coruña (Acodi), Dolores Rama, reconoce que los enfermos con esa dolencia han vivido con preocupación los últimos tres meses. "La gente ha estado inquieta, sobre todo al principio. El hecho de formar parte de un grupo de riesgo hizo que muchas personas con diabetes viviesen las primeras semanas con bastante preocupación. También por el tema laboral, porque no estaba muy claro si se podían pedir bajas o no por esta razón. Los afectados se han ido asesorando, y ahora ya hay una cierta tranquilidad al respecto", señala.

Acodi no ha podido abrir de momento sus puertas, explica su presidenta, debido al perfil de las personas que habitualmente atienden en sus instalaciones. "Otras entidades gallegas, como la de Ferrol, sí que están trabajando ya de manera presencial, con cita previa. Pero en nuestro caso se da la circunstancia de que las personas que solían estar en la sede son de alto riesgo: mayores, personas que han sufrido un ictus o que han sido trasplantadas a causa de la diabetes... y no nos la podemos jugar. Por eso, continuamos realizando nuestra labor habitual a través del teléfono", apunta, y especifica: "Por ejemplo, para la distribución de los medidores de glucosa (que era algo que veíamos haciendo desde Acodi), hemos hablado con el laboratorio para que se realicen los envíos directamente al domicilio de los pacientes, en lugar de hacérnoslos llegar a nosotros", indica.

Por teléfono se ha estado realizando también el seguimiento médico periódico de los pacientes con diabetes durante los últimos meses. Dolores Rama considera lógico que hasta ahora haya sido así, pero cree que ha llegado el momento de "volver a la normalidad". "El seguimiento hay que hacerlo, es fundamental. Y ese seguimiento implica, entre otras cuestiones, realizar a los enfermos con diabetes analíticas periódicas. Entiendo que por una asunto tan grave y excepcional como la pandemia de coronavirus todo esto se haya retrasado de manera puntual, pero hay que seguir realizando esas analíticas. A algunos pacientes les tocaba hacerlas justo cuando se inició el confinamiento. Por tanto, llevan más de tres meses sin ese control de su enfermedad. Nos preocupan las consecuencias que esto pueda tener", subraya la presidenta de Acodi, y agrega: "Una enfermedad crónica siempre va a estar peor mañana si no se trata correctamente o no se controla y se deja pasar el tiempo. Además, hay que tener en cuenta que la diabetes, muchas veces, es una enfermedad silenciosa. Por eso es prioritario retomar todo esto. ¿Si de cara al otoño es probable que haya rebrotes, y no nos miramos en estos dos meses, cuánto tiempo vamos a estar sin controlar?", se pregunta Rama.

En este punto, la presidenta de Acodi diferencia la situación de los afectados por la diabetes de tipo 1, bien sean niños o adultos, de la de los enfermos de tipo 2, en su mayoría personas de edad avanzada. "Los diabéticos de tipo 1 tienen un cierto entrenamiento para llevar un control de su enfermedad. El grueso de la educación diabética se está dirigiendo a este colectivo de pacientes, en mucho casos niños o jóvenes que, además, saben utilizar perfectamente las nuevas tecnologías. Pero la gran mayoría de diabéticos de tipo 2 son personas mayores, sin mucha formación sobre su dolencia, con problemas de movilidad en muchos casos y, por tanto, dificultad para verse los pies, por ejemplo. Dependen más del personal de enfermería y de sus médicos de cabecera para detectar posibles problemas. Son los que más precisan un seguimiento presencial y, al mismo tiempo, los que tienen mayor riesgo en caso de infectarse con el coronavirus. Es complicado, pero los controles hay que realizarlos", reitera.