Portugal fue un ejemplo de control de la pandemia en Europa en marzo, con un confinamiento rápido y ejemplar de la población. La desescalada, sin embargo, sigue un patrón distinto y la imagen es de incertidumbre. En apenas unas semanas, Portugal se ha convertido en el segundo país de Europa en cuanto a número de contagios por habitante, sólo superado por Suecia.

El país vecino registró ayer 451 nuevos contagios, su peor dato desde el 8 de mayo, con el 75% de las infecciones concentradas en la región de Lisboa. La capital y buena parte de su cinturón metropolitano, donde se concentran los nuevos contagios, están en fase de "contingencia". Los comercios cerrarán a las 20.00 horas salvo restaurantes, gasolineras, clínicas, farmacias, funerarias o instalaciones deportivas, y no se permiten reuniones de más de diez personas. Se calcula que 700.000 de los tres millones de habitantes de la región de Lisboa están afectadas por las medidas de contingencia.

La peor situación se da en las 19 freguesías (parroquias) donde se ha decretado "recogimiento domiciliario" y los vecinos solo pueden salir para trabajar, comprar medicamentos o alimentos, y no podrán producirse reuniones de más de cinco personas. Los barrios afectados están en los municipios de Amadora, Odivelas, Sintra, Loures y un barrio capitalino, Santa Clara.

El próximo 1 de julio, cuando está prevista la apertura de la frontera terrestre que Portugal comparte con España, la mayor parte del país pasará al estado "de alerta", que implica aún medidas de distanciamiento y protección que no alteran sustancialmente la vida diaria, aunque las reuniones sociales no podrán ser de más de 20 personas.

La situación actual contrasta con el inicio de la pandemia en Portugal, cuando los casos de coronavirus se concentraban en la región norte. Desde hace tres semanas, la región de Lisboa cuenta con 50 veces más casos que la de Oporto, según datos divulgados ayer por el diario luso Público.

La Direcção Geral da Saúde informó ayer de que en las últimas 24 horas se notificaron seis muertes por Covid-19, que elevan a 1.555 las víctimas mortales y 40.866 infectados el balance oficial desde que comenzó la pandemia. La tasa de reproducción ha subido del 0,98% al 1,06%. Los internados en hospitales ascienden a 457, de los que 67 permanecen en la UCI."Hay un crecimiento de nuevos casos mayor, pero estamos todavía en una línea de variación que es previsible, manejable, controlable", dijo el primer ministro, António Costa.