Durante el confinamiento, las entidades que integran la Confederación Galega de Persoas con Discapacidade (Cogami) -más de medio centenar-, tuvieron que adaptarse sobre la marcha para atender a muchos usuarios mediante videoconferencias, aunque también se prestaron ciertos servicios de forma presencial.

"Continuamos prestando asistencia personal a los usuarios que necesitan ese servicio básico de apoyo para asearse, vestirse, etc. Y la ayuda en el hogar se mantuvo también", apunta el presidente de Cogami, Anxo Queiruga, quien reconoce que el confinamiento ha hecho mella en el colectivo de personas con movilidad reducida. "En general, la está un poco decaída. Fue mucho tiempo confinados, relacionándose siempre con las mismas personas. Encerrados en un entorno familiar a veces complejo. Se vivieron situaciones un poco complicadas, que afectaron especialmente a las mujeres. Fue muy duro", subraya Queiruga. "Menos mal que las asociaciones que atienden a la discapacidad estuvieron al pie del cañón -continúa-, dando apoyo psicológico al colectivo, de manera telemática, en el día a día".

El presidente de Cogami reconoce que la inminente reapertura de los centros de día y ocupacionales, anunciada el jueves por la Xunta -y que podrá hacerse efectiva a partir del próximo día 15, si todo va bien-, supone un alivio para el colectivo al que representa, aunque insiste en apelar a la cautela. "Con todas las medidas de seguridad, por supuesto, pero urge reabrir los centros porque necesitamos dar respuesta a muchas personas con discapacidad que están viviendo situaciones complejas en su entorno. Los usuarios precisan activarse física y cognitivamente. Y las familias, conciliar", subraya.