El plan ideado por las Consellerías de Educación y Sanidade contempla varios escenarios en el supuesto de brotes. Queda en manos de la autoridad sanitaria, "en función del número de contagios", el poder ordenar el cierre de una o varias aulas, de un nivel educativo o de un centro entero. En primer lugar, pasa por avisar a la Xefatura Territorial de Sanidade si hay sospechas o caso en alguien de la comunidad tras aclarar que quienes tengan síntomas o estén en cuarentena no pueden ir al centro.

Todo depende de cuántos casos. De este modo, según explicita el protocolo, "la aparición de un único caso confirmado en un aula podrá suponer la entrada en cuarentena de la totalidad del grupo que conforma el aula y la del profesorado asignado a ese grupo". Si existe, prosigue el compendio normativo, una detección de tres casos positivos confirmados en la última semana, se podrá decidir el cierre del nivel educativo al completo en el que surgiera el brote o, "de ser el caso, de la totalidad del centro", apunta. Es posible que un centro educativo tenga aislada una parte -un aula o un grupo- y el resto mantenga el funcionamiento habitual.

El documento que ayer presentó la Xunta también establece que la aparición de un caso sospechoso que luego se confirme es un supuesto de declaración obligatoria que implica la entrada en aislamiento de al menos diez días en el caso del enfermo y de entrada en cuarentena de 14 días a quienes tengan la consideración de contacto próximo. Precisamente investigar los contactos será una tarea que quedará en manos de la Xefatura Territorial de Sanidade

Si se suspende la actividad lectiva, se activará de inmediato la enseñanza a distancia. El regreso a las aulas tras el período de cierre se realizaría por fases que se prolongarían un mes, desde una primera semana para analizar espacios, necesidades, circuitos de circulación y distribución de alumnos y turnos de recreo y comedor, hasta que vuelvan todos los alumnos progresivamente (el 30%, el 60% y en su totalidad).